Cristina contra el mundo
Reino Unido, el Poder Judicial, los 'fondos buitres' o su fortuna son algunos de los frentes de la presidenta
BUENOS AIRES. Actualizado: GuardarConvencida de que su figura se fortalece en la pelea permanente, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha arrancado 2013 preparada para boxear contra quien se le plante por delante. Pueden ser los «fondos buitres», Reino Unido, el Poder Judicial o simplemente un popular actor que se atreve a opinar sobre el origen de su abultada fortuna. Es lo que ha ocurrido con Ricardo Darín, cuya polémica ha desatado una catarata de críticas del mundo del espectáculo del país.
Una actriz, Juana Viale, anunció que se irá a vivir con su familia a Chile, cansada de la inseguridad y del clima de confrontación política que se vive y que se reproduce en el interior de cada familia. Pero Cristina no escucha. «Fuga hacia adelante», diría un psicoanalista. Dejando atrás los incendios que prende y aviva, partió el viernes hacia Cuba para visitar a la familia de Hugo Chávez, «un compañero que ayudó tanto a Argentina cuando nadie la ayudaba». No hay caso. No puede la presidenta hacer una caricia sin pegar con la otra mano una bofetada.
De Cuba partió a una gira por Emiratos Árabes, Vietnam e Indonesia. Serán 11 días fuera del país pero la disputa seguramente seguirá a distancia. Y es que la arena en la que está batallando excede los límites de su Gobierno, que son de por sí, vastos. Ya lo mencionó esta semana al recibir a la fragata 'Libertad', que regresó triunfante tras haber estado detenida 70 días en el puerto de Tema (Ghana). La mandataria advirtió de que está dispuesta a enfrentar «presiones internas, externas, subterráneas y planetarias».
El buque escuela más emblemático de la Armada había quedado retenido debido a un embargo judicial ordenado a raíz del reclamo de 'fondos buitres' que exigen a Argentina el pago de los bonos de la deuda externa sin quitas ni plazos. El tema se dirime en estos días en la Justicia de Nueva York, que escuchará a las partes en febrero antes de dictar sentencia. Y es que como si tuviera poco con sus problemas internos, la presidenta arremetió contra los poderosos grupos financieros que adquieren títulos de deuda soberana cuando están en suspensión de pagos y consideró necesario adoptar una posición «firme y seria» frente a quienes consideró «verdaderos depredadores sociales globales, en defensa del bienestar de los pueblos».
La bandera de las Malvinas
La fragata regresó finalmente luego del fallo del Tribunal Internacional del Mar, que consideró que el buque era inembargable, una victoria que el Gobierno decidió explotar al máximo, sin advertir que aún las mejores noticias se le escurren como agua entre los dedos debido al enrarecido clima político y social, con malestares acumulados.
En su discurso de recibimiento al buque en el balneario de Mar del Plata, Fernández destacó que no solo estaba enfrentando la amenaza de los 'fondos buitres' sino también «de otros que nos amenazan a 14.000 kilómetros con venir a militarizar o invadir nuestras islas Malvinas». Fue días después del 180 aniversario de la ocupación británica del archipiélago, una oportunidad que la gobernante no dejó pasar y que dio pie a un cruce verbal con el primer ministro de Reino Unido, David Cameron.
El propósito de recuperar la soberanía del archipiélago es un reclamo legítimo y perenne de la cancillería argentina a lo largo de todas las administraciones. Pero el Ejecutivo actual parece inclinado a agitar esa bandera siempre que está acorralado en su frente interno. La presidenta viene enfrentando crisis tras crisis, que se aceleran desde el último tramo de 2012 con cacerolazos, saqueos y huelgas. A pesar de que el escenario no se parece en nada al de 2001, el rechazo al estilo de confrontación permanente crece.
El Gobierno, sin embargo, no manifiesta estar preocupado por esos temas, los minimiza e impone otra agenda de prioridades. Actualmente sigue pujando con el grupo Clarín, que logró ganar tiempo en la Justicia sin adecuarse a la ley de medios audiovisuales que le exige ceder licencias de radio y televisión. Sin esperar al menos una resolución de este contencioso que lleva años, la jefa de Estado ya ha arremetido contra otra corporación poderosa de terratenientes, la Sociedad Rural Argentina, a la que le expropió su predio más tradicional en Buenos Aires. Otro conflicto que recién empieza.
El problema, sostienen los analistas, es que este es un año electoral. En octubre hay comicios de medio tiempo y si bien no está en juego la mayoría oficialista, que seguirá en ambas cámaras, Cristina puede enfrentar el último tramo de su segundo período con un caudal de apoyos disminuido respecto del contundente 54% que tuvo en las presidenciales de 2011.