ESPAÑA

«Aquellos que trabajan por la paz nunca mueren»

Don Felipe preside el funeral por el sargento Fernández Ureña, al que impone la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo

ZARAGOZA. Actualizado: Guardar
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Luto, muchas lágrimas y un viento helador despidieron al sargento David Fernández Ureña en el patio de armas del acuartelamiento Sangenis de Zaragoza. El Príncipe de Asturias presidió ayer los funerales del militar en la sede del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros número 12 de la capital aragonesa, donde estaba destinado el sargento fallecido el pasado viernes en Afganistán al explosionarle un artefacto.

Don Felipe, tras el oficio religioso, fue el encargado de imponer a título póstumo la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo al sargento, que depositó sobre el ataúd, adornado con una bandera de España. Poco antes, el heredero de la Corona se había acercado hasta donde estaban la madre, la novia y los cinco hermanos del militar fallecido para darles el pésame. Fue ése uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, pero no el único.

Las lágrimas afloraron en los rostros de los presentes cuando los compañeros de David Fernández cantaron 'La muerte no es el final' y, sobre todo, cuando la madre y la pareja del sargento recibieron, de manos del coronel del regimiento, Antonio Navarro, la bandera que envolvió el féretro y la boina del uniforme del fallecido.

Acompañaron al Príncipe en el último adiós al militar, entre otras personalidades, el ministro de Defensa, Pedro Morenés; la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi; o el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, además de los portavoces de Defensa en el Congreso del PP y del PSOE. También asistió a las exequias buena parte de la cúpula de las Fuerzas Armadas, como el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), el almirante general Fernando García Sánchez, o el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), el general Jaime Domínguez Buj.

Misiones internacionales

Las honras fúnebres fueron oficiadas por el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río, quien, en su homilía, destacó el trabajo que realizan los militares españoles destinados en misiones internacionales «Aquellos que trabajan por la paz nunca mueren», aseveró el sacerdote, antes de lamentar la inesperada muerte del sargento y recordar su «buen corazón» y su vocación y entrega para el Ejército.

El funeral concluyó con un homenaje a los militares que dieron su vida por la patria y con el traslado a hombros del féretro por parte de ocho de los compañeros de Fernández Ureña. Antes del funeral, los restos del militar -de 35 años, soltero, sin hijos y natural de Bilbao- fueron velados por sus familiares, amigos y compañeros en la capilla ardiente que durante toda la noche estuvo instalada en el Regimiento de Pontoneros.

Las exequias e incineración del sargento tendrán lugar en Granada, lugar en donde el fallecido había vivido casi toda su vida y de donde es originaria buena parte de su familia. La muerte del sargento David Fernández Ureña, que eleva a un centenar el número de víctimas de la misión española en Afganistán desde su inicio en 2002, se produjo cuando trataba de desactivar un explosivo oculto en la ruta Opal, una de las carreteras más peligrosas y transitadas del país asiático.