ESPAÑA

Una multitud se manifiesta en Bilbao en favor del presos de ETA

Los congregados exigen al Gobierno una nueva política penitenciaria «que se adapte al proceso de paz»

BILBAO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La izquierda abertzale logró ayer su objetivo: enviar a los presos de ETA el mensaje de que miles de vascos apoyan sus reivindicaciones. Una multitud llenó las calles de Bilbao para exigir al Gobierno de Mariano Rajoy una nueva política penitenciaria «que se adapte a un proceso de paz y soluciones» como el abierto por la banda tras su declaración de «cese definitivo de la actividad armada». La manifestación convocada por Herrira resultó una de las más importantes de los últimos años. Los organizadores aseguraban a su término que se había superado, incluso, la cifra de 110.000 asistentes que, según sus cálculos, habían tomado parte en la marcha del año pasado. El hecho cierto es que la cola de la manifestación echó a andar desde el polideportivo de La Casilla cuarenta minutos después de que arrancara la cabecera bajo la lluvia y constantes gritos en favor del retorno a Euskadi de presos y «exiliados».

Los dirigentes de la antigua Batasuna llevaban semanas poniendo toda la carne en el asador para convertir el acto en algo 'histórico'. Las convocatorias de prensa prácticamente diarias desde finales de diciembre dieron paso ayer a más de 300 autobuses fletados desde el País Vasco francés, Navarra, Gipuzkoa y Álava, más de 400 voluntarios para controlar al gentío en la capital vizcaína y la instalación de altavoces por el recorrido y varias pantallas gigantes para poder seguir la transmisión de la manifestación. La izquierda abertzale ha echado el resto consciente de que, en la actualidad, sus mayores quebraderos de cabeza proceden de las cárceles.

El final de ETA, decretado el 20 de octubre de 2011, extendió entre los reclusos y, sobre todo, sus familias la idea de que el Ejecutivo central aflojaría la política penitenciaria contra este colectivo. Año y pico después, nada ha cambiado, para desesperación de los presos. El Gabinete de Rajoy se mantiene firme al exigir a los terroristas encarcelados que rompan con su pasado, reconozcan el error de haber practicado la violencia e interioricen que para obtener beneficios penitenciarios deberán asumir la actual ley y someterse a un proceso individual de reinserción. Algo que, de momento, no entra en los planes ni de los presos ni de la izquierda abertzale.

«Oportunidad histórica»

Así lo subrayaron en el texto que puso punto y final a la movilización y que fue leído desde las escalinatas del Ayuntamiento de Bilbao en euskera, castellano y francés. Las «primeras palabras» fueron de reconocimiento «para los familiares de presos y refugiados». Las siguientes, para insistir en la «oportunidad histórica» que, a su juicio, se ha abierto para «alcanzar una paz sobre bases sólidas». Un tiempo sin violencia asentado en la «justicia, reconocimiento y reparación» de «todas las víctimas del conflicto» y en el «respeto a los derechos de todas las personas».

El grueso del mensaje tuvo como destinatario, sin embargo, a los gobiernos de España y Francia. Tras reivindicar la vigencia de la hoja de ruta establecida en la Declaración de Aiete, exigieron a Rajoy y a Hollande el fin de la dispersión, la libertad para los presos «con enfermedades graves», la anulación de la 'doctrina Parot' española y de la cadena perpetua francesa y la «libertad condicional» para aquellos reclusos que hayan cumplido las dos terceras o tres cuartas partes de sus condenas. En definitiva, reclamaron una nueva política penitenciaria que, subrayaron, «se adapte a un proceso de paz y soluciones basado en criterios de justicia transicional y de respeto a los derechos de los presos».

El concepto de «justicia transicional» se ha convertido, de hecho, en una de las piedras filosofales de la izquierda abertzale. Bajo ese pomposo término lo que se esconde es la exigencia de una aplicación «flexible» de las leyes para favorecer la excarcelación de los reclusos. Un procedimiento que ya se ha empleado para dar salida a conflictos como los de Irlanda del Norte y Sudáfrica o para superar la dictadura militar en Argentina.