Un cliente pregunta por un fusil de asalto en la localidad texana de Fort Worth. :: L. M. OTERO / AP
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Obama y los defensores de las armas se preparan para la guerra

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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No habrá tregua. La Casa Blanca y la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) se sentaron el jueves a la mesa pero no fumaron la pipa de la paz. Por el contrario, los pistoleros se levantaron con un golpe y ahora se preparan para la guerra. «Nos ha decepcionado lo poco que esta reunión tenía que ver con la seguridad de nuestros hijos y los mucho que tiene que ver con una agenda para atacar la segunda enmienda constitucional (que garantiza el derecho a portar armas)», dijo la asociación de portadores de armas en un comunicado. «Ahora vamos a llevar nuestras propuestas a los miembros del Congreso de ambos partidos que quieran tener una conversación honesta sosbre qué funciona y qué no», añadió.

El NRA se ha pertrechado con un montón de estadísticas que desafían la realidad para defender que los límites a la venta de armas no reducen la violencia. Su receta es más armas para acabar con el problema de las armas. Su argumento, que «la única forma de parar a un malo con una pistola es un bueno con una pistola». Y cuanto más rápidas sean y más balas tengan, mejor, no vaya a ser que sean muchos los malos.

Su presidente, David Keene, advertió ayer que la Casa Blanca «no va a poder pasar por el Congreso el llamado veto a las armas de asalto», sentenció, a pesar de que destacados militares como el general Stanley McChrystal se han pronunciado a favor. «Me pasé la carrera con un M16 o un M4 que típicamente dispara un calibre de 5.56 milímetros a un metro por segundo -explicó el héroe de Afganistán-. Cuando tocan un cuerpo humano los efectos son devastadores. Es lo que necesitan nuestros soldados pero no hay ninguna necesidad de que ese tipo de armas estén en la calle, y menos alrededor de los colegios de EE UU». Con ella Adam Lanza mató el mes pasado a 20 niños en Sandy Hook (Newtown). Muchos piensan como él, pero no son los que están sentados en el Congreso.

Con los millones de dólares que el NRA y la industria armamentística han invertido en financiar sus campañas, hasta la Casa Blanca duda de que pueda contar con ellos para esta noble causa. Por eso el vicepresidente Joe Biden advirtió el miércoles que están considerando utilizar el poder ejecutivo del presidente para tomar acciones por decreto, lo que ha resucitado las proclamas de la revolución de 1775.

Muchos expertos consideran que el presidente lo tendría difícil, a pesar de que Bill Clinton lo lograse durante una década. La jurisprudencia del Tribunal Supremo en los últimos años impide vetar un grupo de armas, aunque se podría argumentar que no son armas para la defensa personal sino para la guerra.