Juncker denuncia el ritmo de los ajustes impuestos por la UE
El jefe del Eurogrupo se despide del cargo con duras críticas a Alemania y aconseja a su sucesor que «escuche a los países del Sur»
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se despidió ayer de su cargo con una descarnada intervención en la Eurocámara. En una comparecencia que por momentos sonó a ajuste de cuentas con Alemania, el también primer ministro de Luxemburgo admitió tener «muchas dudas» sobre el ritmo de los ajustes impuesto a los socios periféricos, entre ellos España. «Algunos gobiernos subestiman la enorme tragedia del paro», reprochó convencido de que su sucesor deberá «escuchar» a los países del Sur si no quiere que la moneda única se encamine hacia el «desastre». El laborista Jeroen Dijsselbloem, ministro de Finanzas holandés, es el gran favorito para relevar a Juncker a partir de finales de mes.
Titular de Economía desde finales de los ochenta y jefe de Gobierno de Luxemburgo desde 1995, el responsable del Eurogrupo es uno de los políticos más experimentados de la UE. Famoso por su sorna y sus bromas, durante años ha acumulado una gran influencia pese a sus continuas fricciones con Alemania. Ayer se tomó la revancha con un discurso muy crítico con el 'diktat' de Angela Merkel que también extendió a Finlandia y Holanda, los dos grandes aliados de la canciller en defensa de la austeridad a ultranza. «Aquellos vecinos del Norte que se creen mucho más virtuosos deberían echar un vistazo a sus propias cifras», remarcó antes de recordar que únicamente su país no ha sobrepasado en ningún momento el 3% en el déficit.
Juncker sorprendió por su tono marcadamente social. Tras incidir en que las clases más acomodadas deberían aportar más para salir de la crisis, reconoció albergar «muchas dudas» sobre el grado de austeridad exigido a los socios asfixiados por los mercados. Incluso, recordó que el euro se puso en marcha con la promesa de que se equilibrarían las diferencias en el bloque. Ante esta situación, pidió a los socios que no sean insensibles frente a la «tragedia del paro», una lacra que su país apenas siente gracias a una tasa de desempleo del 5,1%, la segunda más baja de la UE.
El líder luxemburgués reforzó sus palabras resucitando una propuesta que Alemania y sus satélites rechazaron en la cumbre de diciembre. Convencido de que la zona euro debe hacer mucho más que blandir un «gran palo», abogó por compensar a los socios que realizan reformas a través de un presupuesto de la moneda única. Aunque comparte esta idea, la Comisión demostró ayer que por ahora prevalece el puño de hierro. El Ejecutivo comunitario exigió a Portugal que reduzca a 12 días la indeminización por despido desde los 20 actuales.