Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, durante un acto de los seguidores de Chávez en Caracas el pasado sábado. :: LEO RAMÍREZ / AFP
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La Constitución divide a los venezolanos

A tres días de la investidura del presidente, aumentan las dudas sobre la legitimidad de la ausencia de Chávez

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La polarización campea de nuevo en Venezuela. Esta vez es sobre la fecha para la toma de posesión. El oficialismo sostiene que es una «mera formalidad» porque el presidente Hugo Chávez tiene el respaldo de las urnas. Sin embargo, varios juristas alertan de que la tesis esgrimida por el chavismo es un «fraude» y supone «torcer la Constitución».

El vicepresidente Nicolás Maduro insistió en que la Carta Magna «no dice cuándo ni dónde, quiere decir que el presidente reelecto está en posesión del cargo, tiene un permiso de la Asamblea Nacional expreso para atender su salud y cuando pueda se juramentará ya como presidente en funciones». Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, defendió tras volver a jurar el cargo el pasado sábado la legitimidad del permiso concedido al mandatario para que pudiera operarse el 11 de diciembre en La Habana de la recidiva de su cáncer pélvico. «Pueden darle la vuelta que quieran, pueden buscar a quien quieran; el 10 de enero jamás y nunca se convertirá en un espacio para que la voluntad popular del 7 de octubre sea vulnerada», enfatizó.

Cabello insistió en que Chávez «fue elegido para ser presidente, y seguirá siendo el presidente de la República más allá del día 10 de enero. No le quede duda a nadie». Agregó que si el líder bolivariano no jura en esa fecha no quiere decir que sea una «falta absoluta» y aseguró que los motivos para determinar si la ausencia de Chávez para su investidura es «temporal» o definitiva están «bien claros» y «no da espacio para ninguna interpretación». De este modo desmintió a quienes denunciaron que la 'bancada revolucionaria' «iba a morder el peine de que el que estuviera al frente de la Asamblea Nacional se iba a juramentar y darle un golpe de Estado a Chávez». El exmilitar dijo que cumplirán la norma constitucional. «El que quiera otra interpretación que vaya a otras instancias. A lo mejor, algunos se van a la Corte Interamericana, algunos ya están enviando cartas a las diferentes embajadas».

Pero pese a las enfáticas declaraciones gubernamentales, al menos tres reconocidos juristas sostienen que si el mandatario no se presenta a jurar su cuarto mandato en tres días y prospera el planteamiento de «flexibilidad dinámica» de Maduro y compañía, sería un «fraude» e incluso «un inaceptable intento de torcer la Constitución».

«Requisito indispensable»

Para el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), José Vicente Haro, «el Gobierno quedaría deslegitimado» si concreta la continuidad del mandatario. En su opinión, si Chávez no jura, su mandato y el de todo su Gabinete, incluido Maduro, expiraría al cumplirse los seis años fijados en el artículo 230. Su colega Juan Manuel Raffalli se expresa en términos similares. Este profesor de Derecho Constitucional de la UCAB alertó a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de que si avala la posición del Ejecutivo «torcerá el texto constitucional y abrirá las puertas a una situación de inestabilidad», porque de haberse creído que el acto era un formalismo innecesario, este matiz habría quedado reflejado en la Carta Magna. Pero eso no es así, porque los redactores de la Constitución consideraron «que este acto es un requisito indispensable para la acción de Gobierno».

Para los expertos lo correcto sería que Cabello asumiera temporalmente la presidencia del país pues él ya ha sido elegido presidente de la Asamblea Nacional para la nueva legislatura. Por su parte, el jurista Luis Herrera Orellana recordó «si el Presidente no jura, más si es indeterminada la fecha de cuándo podría hacerlo, incumple con el mandato que le dieron sus votantes y, quizás, hasta los defrauda, porque sabía de su enfermedad y sus consecuencias desde antes de la elección».

Se adivina una nueva confrontación en la que las Fuerzas Armadas, que prometieron lealtad a Chávez justo antes de salir para La Habana, podrían tener un papel clave para inclinar la balanza en una u otra dirección.