Villar de Cañas, cuenta atrás
El pueblo del cementerio nuclear recibe 10.000 solicitudes de empleo
TOLEDO. Actualizado: GuardarEn las próximas semanas comenzarán las obras del cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca), que acogerá todos los residuos nucleares de alta intensidad generados en España. Los trabajos se iniciarán un año después de que el Consejo de Ministros eligiera este pequeño pueblo para albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC) o cementerio nuclear.
«Ya estamos haciendo sondeos en el terreno a 130 metros de profundidad y a principios de este año van a comenzar las obras de este almacén nuclear, cuya construcción es imparable, y que traerá riqueza a la zona porque asegurará el trabajo a varias generaciones de la comarca de Villar de Cañas», afirma Francisco Gil-Ortega, presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), encargada del proyecto. En este punto, el alcalde de este municipio de poco más de 400 habitantes, José María Saiz, destaca el aumento en un 20% del número de empadronados y la apertura de tres oficinas de ingeniería, un supermercado, un gimnasio -el único de la comarca-, dos bancos y dos gestorías desde que hace un año se hizo pública la elección de su pueblo para ubicar el cementerio nuclear.
«La gente está muy ilusionada y el tiempo nos dará la razón a los que apoyamos la instalación del ATC», señala el alcalde de Villar de Cañas, que esgrime los 10.000 currículos que su ayuntamiento ha recibido de otras tantas personas de todo el país interesadas en trabajar en esta futura instalación junto a la que se construirá un vivero de empresas y un parque empresarial.
Cerca de mil millones de euros se invertirán en este proyecto que la plataforma contra el ATC de Cuenca ha intentado frenar presentando un recurso ante el Tribunal Supremo bajo el argumento de que el acuerdo plenario del Ayuntamiento de Villar de Cañas por el que se solicitaba el ATC fue ilegal y nulo de pleno derecho. Según este recurso, en el orden del día de aquel pleno celebrado en 2010 no figuraba ningún punto relacionado con el cementerio de residuos radiactivos.
Es la única arma legal con que cuenta esta plataforma para frenar un proyecto que tampoco gusta a los ayuntamientos conquenses de Belmonte, Monreal del Llano, Villar de la Encina, Alconchel de la Estrella y Tresjuncos -todos ellos forman parte de este movimiento antinuclear-, pues ninguno de ellos se beneficiará de las inversiones de Enresa y tendrán los residuos radiactivos a pocos kilómetros de distancia.
Del cordero al uranio
«Queremos un desarrollo sostenible del mundo rural y no un almacén nuclear que es peligroso y que supondrá el tránsito de camiones con residuos radiactivos por nuestras carreteras», sostiene Carlos Villeta, uno de los portavoces de esta plataforma. Un argumento que el presidente de Enresa rechaza ya que «las carreteras de esta comarca se van a arreglar con una inversión de 19 millones de euros por parte de la Junta de Castilla-La Mancha y este proyecto es necesario porque los residuos de alta intensidad están repartidos en ocho puntos en España y hace falta que estén en un sitio por razones económicas y de seguridad». «En algún lugar había que poner el ATC», reconoce Francisco Gil-Ortega.
El elegido, Villar de Cañas, ya está sufriendo los primeros cambios aunque su alcalde apunte que «seguimos siendo el pueblo que éramos». A finales de 2017, fecha prevista para la puesta en marcha del cementerio nuclear español, Villar de Cañas dejará de ser un pueblo dedicado a la cría de corderos y al cultivo del ajo, el girasol y el viñedo para encargarse de los residuos radiactivos de alta intensidad.