ESPAÑA

Las acusaciones a barones del PP gallego enturbian las vacaciones de Rajoy

El presidente, que declinó pronunciarse sobre casos judiciales, defiende que «nada» frenará el proyecto común de España

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Mariano Rajoy suele encontrar en su casa natal de Pontevedra el refugio perfecto para desconectar de las presiones de su cargo. En esta ocasión, sin embargo, la imputación de Ángel Currás, alcalde popular de Santiago de Compostela en la denominada 'operación Pokemon' y la denuncia de la Fiscalía contra José Luis Baltar, expresidente de la Diputación de Orense, por un presunto delito de prevaricación en relación con 131 contratos formalizados en 2010, han enturbiado los últimos días de vacaciones navideñas del presidente del Gobierno.

«Hoy vengo a otra cosa». Esta fue la lacónica respuesta que ofreció Rajoy a los informadores que le preguntaron por las acusaciones de corrupción contra los dos barones del PP gallego durante la inauguración de un museo en Pontevedra. Un espinoso asunto al que tampoco se refirió el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Baltar ya no está en activo, pero Currás ha anunciado que no dimite pese a la imputación judicial. Un acto respaldao, al menos inicialmente, por la dirección del PP regional. Alfonso Rueda, secretario general de los populares gallegos, apeló a la presunción de inocencia tanto de Baltar como de Currás. Rueda, no obstante, aseguró que su partido esperará hasta el día 17 -fecha en la que prestará declaración el alcalde de Santiago de Compostela como imputado- para tomar una decisión sobre el futuro del regidor. Currás no ha acudido al acto presidido por Rajoy, pero sí José Manuel Baltar, que sustituyó a su padre al frente de la Diputación Provincial de Ourense y que ha prometido una «colaboración contundente» con el juez que instruye la causa contra su progenitor.

Esta paciencia que el PP gallego tiene con sus imputados contrasta con la firmeza con la que actúan otros barones del PP, como el presidente de Baleares, José Ramón Bauzá, que cesa a cualquier cargo público de su formaciónque sea imputado judicialmente.

Cataluña

Rajoy, en su primera aparición pública desde el 28 de diciembre, también presidió la imposición de la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica al expresidente de la Xunta Gerardo Sánchez Albor, de 95 años de edad. El líder del Ejecutivo centró sus dos breves intervenciones en el desarrollo de una doble idea: nada impedirá que el proyecto común de España continúe sin que ello menoscabe la singularidad de nuestro modelo autonómico. «Lo nuestro es un éxito colectivo», remachó.

Una alusión que sonó a mensaje velado a Artur Mas. Y es que hasta aprovechó su referencia al inagotable patrimonio histórico y artístico de España para incidir en que esta pluralidad debe servir «para unir y acercar y no para ser utilizadas para dividir, confrontar o separar».