Chiclana

El Belén Viviente recibió más de 17.500 visitas durante el fin de semana pasado

La Delegación de Fiestas plantea buscar para la próxima edición un local con más espacio con intención de evitar las largas colas de este año

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Más de 17.500 personas visitaron el Belén Viviente desarrollado este pasado fin de semana en la calle Arroyuelo, según los datos facilitados por Protección Civil de Chiclana, cuyos voluntarios colaboraron durante las tres jornadas que estuvo abierta esta representación. El Belén estuvo organizado por un grupo de ciudadanos con la colaboración del Ayuntamiento de Chiclana, a través de la Delegación de Fiestas.

Esta cifra triplica la registrada en 2011, primer año en que tuvo lugar esta representación de la Natividad, y que ha «roto todas las expectativas de seguimiento», afirmó el edil de Fiestas, Agustín Díaz.

Según explicó Antonio Sánchez, uno de los chiclaneros responsables de la puesta en marcha de esta iniciativa, los días de mayor afluencia ciudadana fueron el sábado y domingo, cuando el plazo medio de espera para acceder al Belén Viviente osciló entre los 25 y 45 minutos, «por lo que hubo que retrasar el horario de cierre para que todas las personas que aguardaban en la cola para realizar la visita pudieran hacerlo».

De cara al próximo año, Agustín Díaz aseguró que se intentará «ofrecer a estos vecinos un emplazamiento céntrico y de mayor capacidad, ya que es evidente de que se trata de uno de los mayores y mejores reclamos que tiene la Navidad en Chiclana para atraer visitantes a la ciudad».

Díaz agradeció a todos los participantes por «su labor voluntaria y desinteresada, que, una vez más, ha permitido ofrecer a todos los que se han acercado hasta la calle Arroyuelo, un espectáculo navideño fruto del trabajo de varios meses de unas personas que desde noviembre han ensayado para que todo resultase de la mejor manera posible».

Este año, un centenar de voluntarios representaron los personajes propios de la época, con la presencia de pastores, lavanderas, cantineros, tejedores, panaderas, alfareros, soldados romanos, animales de granja, así como el misterio. Todo ello alrededor de un patio que recreaba la vida cotidiana de Belén.

Además, los visitantes pudieron degustar productos de la época de forma totalmente gratuita elaborados por los propios voluntarios como boniatos, pestiños, pan y vino.