Participantes en un ritual en la pirámide de Kukulkán, ayer, en Chichen Itzá (México), con motivo del cambio de era maya. :: JACINTO KANEK / EFE
Sociedad

Día uno después del fin del mundo

El sol volvió a brillar sobre la línea completa del ecuador y el buen humor se superpuso a la angustia del 21 del 12 de 2012

MADRID. Actualizado: Guardar
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Si está leyendo estas líneas, es que la Tierra y el Sol siguen girando. Para contrariedad de los agoreros, el mundo no se acabó el 21 del 12 del 12, una fecha recibida con tanta angustia por unos como alivio por otros. Del Pacífico al Caribe, la luz solar volvió a brillar sobre todo los confines terráqueos y bañó con su calor la línea completa del ecuador. Era lo previsible para la inmensa mayoría de la humanidad. Una temerosa minoría vio cuán inútiles eran sus preparativos ante un final que no llegó y que ya se ha diferido para dentro de otros 5.200 años. Es lo que dura el calendario de la 'Cuerda larga' de los mayas, que insisten en que sus ancestros calcularon el preciso final de una era pero no predijeron el final del humanidad.

El planeta azul vio nacer una nueva jornada en el Pacífico, donde primero amanece según los husos horarios. Australia recibió con júbilo la alborada este 21 de diciembre. ¿Hay alguien ahí? o ¿seguís vivos? fueron las preguntas que bombardearon la página de Facebook de la oficina de Turismo del gigantesco país. «Sí, ¡estamos vivos!», respondieron.

Hubo que esperar algunas horas para que el sol se levantara sobre Europa primero y luego sobre América Central, zona especialmente sensible al final de la era de 5.200 años anunciada en el calendario maya y que algunos investigadores sitúan más bien el 23 de diciembre. Como había anticipado la NASA no hubo meteorito, ni fuego cósmico, ni gigantesco maremoto ni terremoto.

Refugios

En Chichén Itzá, uno de los centros neurálgicos de la cultura maya, al sur de México, se congregaron entre 20.000 y 30.000 visitantes «como en un día de visita normal, en los horarios habituales», según un portavoz del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Hubo concentraciones similares en otros emplazamientos arqueológicos del sudeste de México, Guatemala, El Salvador y Honduras, la zona de influencia de la civilización maya. Las ceremonias habían comenzado en la tarde en Tikal. En Madrid cientos de personas se concentraron a mediodía en la plaza de Colón par dar la bienvenida a la nueva era en un acto organizado por la oficina de Turismo de México. Los danzante crearon una «puerta humana» y quemaron incienso y copal ofreciéndolo a los cuatro puntos cardinales. Era una ceremonia para hermanarse con los reunidos en Chichén Itzá, desde el certeza de estar celebrando el nacimiento de una nueva era y no el final del mundo.

Con todo, fueron muchas los precavidos y los que buscaron refugio en búnkeres y lugares espaciales ante el final que no llegó. En Holanda un hombre construyó una embarcación capaz de albergar 50 pasajeros ante un posible diluvio. Otro buen puñado de personas convencidas del advenimiento del Apocalipsis lo aguardaron en el poblachón turco de Sirince. Otro enclave propicio para ponerse a salvo de la catástrofe era Bugarach, pequeña ciudad del sudoeste de Francia en la que las autoridades tuvieron que pastorear a los cientos de personas que pretendía subir al famoso pico de la villa, que según las leyendas locales se salvaría del fin del mundo.