Enróllate, que soy de la Viña
Actualizado: GuardarLa decisión de suspender la presentación del Carnaval de Cádiz en Madrid por parte del Ayuntamiento ha cogido a pocos por sorpresa. Autores, políticos, empresarios, también medios de comunicación, venían barruntándolo desde hace tiempo. El acto, sin quitarle mérito a la buena intención de los organizadores, se ha ido desdibujando con el paso de los años. Así lo cuentan los que han acudido con asiduidad y así lo he vivido en primera persona en las pocas ocasiones en que me ha tocado cubrir el evento. Lo cierto es que la presencia de medios nacionales o incluso internacionales con presencia en la capital del país, a quienes iba dirigido el acto, apenas se contaban con los dedos de la mano. Tal vez falló el gancho. Raúl Sender no debe ser a estas alturas de la vida el personaje más conocido en un evento social al que muchos se acercaban para ver qué famoso aparecía. Tampoco el público madrileño acudía de forma masiva. Los teatros y espacios en los que se ha celebrado se solían llenar de gaditanos expatriados. Cuando una noche, en el momento de entrar a la presentación escuché a mi lado aquello de «Bruno picha, enróllate y dame una entrada, que soy de La Viña», me di cuenta de que algo no estaba funcionando como debería. No es culpa del joven que quería disfrutar de un trocito emigrado de su tierra, tampoco del concejal que estoico ponía cara de póker, es culpa del sistema, ese al que ahora se culpa de todo. Y es que si la promoción no se promociona, poco éxito puede tener. Siempre he pensado que la fiesta se debe vender fuera, pero hay que aprovechar el escenario propicio. Un acto modesto en Fitur, organizado con ingenio y vendiendo la gracia de los carnavaleros, seguro que tiene mucho más eco en los medios de comunicación que la presentación tal y como se ha hecho hasta ahora. De todas formas, me parece lógico que se aproveche el momento con la excusa del ahorro. Ahora lo que hay que comprobar es que realmente esos 50.000 euros que no irán a Madrid se inviertan en el Carnaval. No estaría mal colaborar con los colectivos que organizan actos tan importantes como los carruseles de coros del Mentidero o la Segunda Aguada, para evitar llegar a la semana grande con el eterno sin vivir de saber si hay acuerdo económico o no.