Urkullu recibe el aplauso de Patxi López y de los asistentes al acto en la Casa de Juntas de Guernica. :: R. C.
ESPAÑA

Urkullu jura el cargo con la promesa de ahondar en «la convivencia y la soberanía»

El lehendakari nacionalista garantiza en su toma de posesión tener «lealtad a la Corona y respeto a la Constitución»

GUERNICA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Mi objetivo es materializar los deseos de desarrollo, libertad, soberanía y convivencia de nuestro pueblo». El mensaje que el lehendakari Iñigo Urkullu dejó escrito en el libro de honor de la Casa de Juntas puso el colofón al solemne acto de jura y toma de posesión del cargo en Guernica, y abrió institucionalmente la nueva etapa de Gobierno nacionalista en Euskadi. El nuevo líder del Ejecutivo vasco, acompañado ya por sus ocho consejeros, cumplió entre la seriedad y la emoción con el protocolo de una ceremonia en la que quiso poner su propio sello. Urkullu se movió entre la tradición iniciada por el primer lehendakari del Gobierno vasco, José Antonio Agirre, y la actualización de una fórmula de juramento demasiado arcaica.

El lehendakari, que así fue saludado ya por su predecesor Patxi López antes del traspaso oficial del bastón de mando, modificó ligeramente el pronunciamiento originario ante el Árbol de Gernika. Con la mano derecha sobre el Estatuto y sobre el Fuero Viejo de Bizkaia -texto que data de 1452-, juró «humilde ante Dios y la sociedad» cumplir «fielmente» su mandato. Urkullu sustituyó así el «ante Dios humillado» de Aguirre y prescindió del crucifijo que ha presidido las juras de los anteriores lehendakaris nacionalistas para despojar de carga religiosa una toma de posesión en la que introdujo otro cambio: un paseo en solitario hasta el viejo roble situado a escasos metros del hemiciclo, donde permaneció unos minutos con los ojos cerrados, y quizás le sirvió para recorrer el largo camino andado hasta ser lehendakari y el que le espera en un Gobierno bajo las urgencias de la crisis.

La ceremonia comenzó puntual, poco antes del mediodía, cuando la presidenta de las Juntas Generales de Vizcaya, Ana Madariaga, traspasó el bastón de mando a su homóloga en el Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, para que presidiera la sesión extraordinaria.

Minutos después, llegó el nuevo lehendakari con su mujer, Lucía, entre los aplausos de los numerosos simpatizantes que se apostaron -durante más de dos horas- detrás de las vallas que rodeaban la Casa. Inmediatamente hizo su aparición el lehendakari saliente, también con su esposa, Begoña Gil, con la 'makila' (bastón de mando) todavía en la mano.

Con la marcha de 'Alkate Soinua' de fondo, los tres entraron en la Casa de Juntas, donde les esperaban los casi 300 invitados al acto. Tejeria abrió la sesión y cedió la palabra a los secretarios de la Mesa para que leyeran el decreto del Parlamento Vasco por el que Iñigo Urkullu fue designado lehendakari el pasado jueves.

De nuevo, en el exterior, en el recinto donde se asienta el nuevo roble que simboliza las libertades vascas, llegó el momento más importante del acto para Urkullu, la jura de su cargo.

Traspaso

Después de presenciar, junto a los miembros de la Mesa, el aurresku de honor bailado por dantzaris del grupo Beti Jai Alai, de Bilbao, el acto se volvió a trasladar al interior, donde, tras las lecturas pertinentes de los artículos 24 y 33 del Estatuto, Urkullu asumió su cargo y se comprometió a ejercerlo cumpliendo, según estipula el texto legal de toma de posesión, «con lealtad a la Corona y respeto a la Constitución, al Estatuto de Gernika y demás leyes vigentes».

Acto seguido, López le entregó la 'makila' del Gobierno Vasco y con ella la responsabilidad de liderarlo durante los próximos cuatro años. Tras los aplausos de todo el salón de plenos, las miradas y saludos de agradecimiento del lehendakari a unos escaños repletos, el Agur Jaunak interpretado por la banda de música de la Ertzaintza puso fin al acto institucional.

Se abrió así otra formalidad más lúdico, un 'photocall' de más de una hora en el que el lehendakari se fotografió con prácticamente todos los invitados.