Los obispos apelan a la Carta Magna para defender el papel de la clase de Religión
Rubalcaba pedirá que la asignatura quede al margen del currículum y del horario lectivo «si el PP mantiene su contrarreforma»
MADRID. Actualizado: GuardarLos obispos esperan que la ley que prepara el departamento del ministro José Ignacio Wert asegure el derecho de los padres católicos a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones religiosas, algo que hasta ahora, según afirman, no se ha garantizado. El secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, dijo ayer que a pesar de que la Constitución recoge este principio, el precepto se ha venido incumpliendo de manera sistemática. Para el portavoz de la jerarquía católica, el Estado debe «facilitar» el ejercicio efectivo de tal derecho. La asignatura de religión es cursada por el 74% de los alumnos de primaria, proporción que va decayendo a medida que el nivel educativo se eleva. En secundaria la eligen un 54% de los estudiantes, mientras que en Bachillerato el número de alumnos se reduce al 41%.
El anteproyecto de ley en que trabaja el Ministerio de Educación prevé que la alternativa a la clase de religión sea estudiar Valores Culturales y Sociales en primaria, denominación que cambia en secundaria por la de Valores Éticos. Aunque durante los gobiernos socialistas también existía una opción para los que rechazaran la catequesis, que podían elegir entre estudiar Historia de las Religiones o una «adecuada atención educativa», en la práctica se convirtieron en materias devaluadas en su rango académico.
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, terció en el debate. Según el dirigente socialista, que fue ministro de Educación, aseguró en su cuenta de Twitter que «el PSOE defenderá que la religión salga del currículum [escolar] y se dé fuera de las horas lectivas si el PP mantiene su contrarreforma educativa».
Pérez Rubalcaba bromeó con las palabras del ministro Wert -«soy como el toro bravo, me crezco en el castigo»- y consideró que el titular de Educación parece ante todo un «monaguillo obediente» hacia los dictados de la Conferencia Episcopal.