Cervera, en la comparecencia que anunció su dimisión. :: ZIPI / EFE
ESPAÑA

Gobierno y PP creen que Cervera cayó en una trampa para culparle de extorsión

El exdiputado afirma que se camufló «con gorro y bufanda» para recoger el sobre en «una rendija» de la muralla de Pamplona

MADRID. Actualizado: Guardar
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Después de estimular la renuncia al escaño y la baja en el partido, el Gobierno y el PP comparten con el doblemente dimitido Santiago Cervera que fue víctima de una trampa para hacerle pasar por extorsionador del presidente de Caja Navarra. El exparlamentario, entretanto, mantuvo la defensa numantina de su inocencia, aunque reconoció que acudió a recoger el domingo al mediodía el sobre, que estaba escondido en «una rendija» de la muralla de Pamplona, embozado con «un gorro y una bufanda» para no ser reconocido.

La dirección del PP respiró aliviada cuando Cervera no puso la menor pega a dejar su acta de diputado y pedir la baja como militante. «Se portó como un señor», comentó ayer el portavoz del grupo popular en el Congreso, Alfonso Alonso, el encargado de comunicarle el lunes la decisión que Cervera hizo suya. El PP, después de mostrar su extrañeza y tener la impresión de que había algo raro en el episodio del parque de la Media Luna de la capital navarra, dio por buena la versión de su exdiputado, y el propio Alonso apuntó que ha podido ser víctima de «algún tipo de trampa o engaño». La misma sensación tuvo el ministro de Industria, único miembro del Gobierno que se refirió al asunto. «Le han tendido una trampa», comentó José Manuel Soria al tiempo que subrayó «los argumentos sólidos» de la versión de Cervera de los hechos.

El portavoz del grupo popular no solo se puso de parte de su excompañero en el relato sino que alabó su actitud «ejemplar» al dimitir de inmediato. «Por supuesto que le creo» a Cervera, manifestó Alonso, que también aplaudió su decisión «sensata» para no perjudicar al Parlamento ni al PP. Aseguró que no tenía motivos para «no creer» la versión recibida aunque a continuación aventuró que el exparlamentario navarro va a tener que librar «una batalla complicada» en los tribunales para salir limpio.

Sospechoso y verosímil

Cervera, por su parte, repite una y otra vez su versión exculpatoria trufada con admisiones de ingenuidad. Explicó que pasó dos veces por la zona de la muralla en la que estaba escondido el sobre, que resultó estar vacío, pero que debía tener documentación sobre la entidad financiera. En el segundo paso se cubrió «con un gorro y una bufanda» porque se dio cuenta de que había una cámara de seguridad por la zona e intentó tapar su identidad. En el momento de coger el sobre aparecieron los agentes de la Guardia Civil. «Lo vi sospechoso, porque es sospechoso que te quieran hacer llegar (la documentación) a través de una rendija en un muralla, pero lo vi verosímil» y, en última instancia, «mi comportamiento atendió más a mi interés que a la prudencia», confesó en una de las múltiples entrevista que ofreció ayer.

Cervera también se mostró convencido de que el presunto amañador de la, en su opinión, celada era alguien que «nos conocía en persona» a los dos y que sabía que el presidente de Caja Navarra acudiría a la Policía y él iría a por la documentación. También dijo tener la certeza de que la motivación de todo el episodio es política y está relacionada con sus denuncias sobre la entidad financiera.

Restó importancia además a que su dimisión fuera «sugerida» desde la dirección del PP porque cuando acudió a reunirse con su portavoz en el Congreso ya tenía decidido irse a casa y orientar su vida «por otros derroteros».