Wert hace un comentario a Mas, en octubre pasado, durante la entrega de los premios Planeta . :: AFP
ESPAÑA

Duran pide la cabeza de Wert por liderar el «peor ataque» al catalán desde Franco

La polémica desatada por la reforma educativa del Gobierno permite a Artur Mas recuperar la iniciativa tras el fracaso electoral

BARCELONA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El anteproyecto de ley de Educación presentado por el Gobierno sigue trayendo cola en la sociedad catalana y entre la clase política, que desde el martes pasado carga con dureza contra el ministro del ramo. El último en sumarse al alud de descalificaciones fue el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, que exigió la dimisión de José Ignacio Wert, a quien acusó de generar independentistas. «¡Por aquí no pasarán!», aseguró Duran, quien en su blog calificó la reforma legislativa como el «peor ataque» que ha recibido el catalán desde la muerte de Francisco Franco. «Si se cargan el sistema de inmersión lingüística, amputarán para siempre la identidad catalana», advirtió.

Hay pocos asuntos en Cataluña que logren concitar un consenso tan amplio como el que consigue la defensa del idioma propio y el sistema de inmersión lingüística. Por ello, la Generalitat ha aprovechado esta semana la polémica en torno a la nueva ley educativa para recobrar fuerzas y volver a tomar la iniciativa política tras el fracaso del desafío soberanista en los comicios autonómicos. De hecho, en cuanto conoció el texto del Gobierno, Artur Mas se apresuró a convocar una cumbre de partidos catalanes para consensuar una respuesta unitaria a Wert y poder encabezar así un frente común en favor de la lengua.

Dos semanas después de los comicios, en CiU y en el Ejecutivo catalán aún se hacen cábalas para explicarse el fracaso electoral, por lo que el anteproyecto de ley del Ministerio de Educación les ha servido para cargar las pilas y poder sacar un poco la cabeza. Están exprimiendo el asunto para volver a enarbolar la bandera del victimismo, del agravio constante de España hacia Cataluña, para explicar, a pesar del revés en las urnas, que el proyecto soberanista tenía sentido y, quizás también, para justificar un posible acuerdo de legislatura con Esquerra Republicana.

Cortina de humo

Los dirigentes nacionalistas se han aferrado también al proyecto de ley para ocultar una situación interna muy delicada, en la que se suceden las filtraciones en torno a la división que un eventual pacto con ERC puede producir en el seno de la federación. Duran Lleida, que calificó estos movimientos de «manipulaciones» para enfrentarle a Artur Mas, fue señalado desde el interior de Convergencia como uno de los culpables de que CiU se quedara lejos de la mayoría absoluta.

En cualquier caso, CiU se ha embarcado en una dura negociación con Esquerra, en la que se dejará unos cuantos pelos en la gatera y que con toda seguridad tensará las siempre complicadas relaciones entre los dos socios, Convergencia y Unió Democrática. Así, el plan de Wert permite a CiU cerrar filas, evita que se alcen voces críticas con el liderazgo de Mas y de paso supone un balón de oxígeno para tapar los graves apuros financieros y el cuarto plan de recortes que anunciará la Generalitat en breve y que debe ahorrar otros 4.000 millones en 2013.

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, intentó ayer rebajar un poco la tensión generada entre Wert y Cataluña, que su ministro parece no querer suavizar con declaraciones como la de que «soy como un toro bravo, que se crece con el castigo». La número dos del Ejecutivo admitió que «las leyes educativas siempre generan tensión política, pero pido a todos los grupos políticos que nos fijemos en un objetivo básico, que son los ciudadanos».

Santamaría cree que «si nos centramos todos en que lo importante es la persona y no lo que dice tal parlamento o partido político, a lo mejor podremos sacar adelante uno de los temas claves del país: que no podemos estar con un 50% de desempleo juvenil». En cualquier caso, aclaró, se trata solo de un anteproyecto que puede cambiar antes de ser remitido al Congreso y durante el proceso posterior de enmiendas.

La vicepresidenta prefirió no dar más importancia a la descalificación realizada ayer por Duran Lleida, pero aconsejó a todos «valorar mucho más» la etapa democrática y procurar «no sacar siempre a relucir los años de la dictadura».