«Ya estoy fuera del taller»
El parte médico afirma que don Juan Carlos tiene «plena autonomía para los movimientos cotidianos» con la sola ayuda de las muletas El Rey deja el hospital tras superar de forma «muy satisfactoria» la operación
MADRID. Actualizado: GuardarUn don Juan Carlos sonriente y bromista abandonó ayer, sobre las siete y cuarto de la tarde, la clínica Quirón San José de Madrid, el centro donde ha permanecido ingresado durante diez días para que el equipo del doctor Ángel Villamor le implantase con éxito una prótesis en la cadera izquierda, muy similar a la que llega desde hace siete meses en el lado derecho de este mismo hueso. «Ya estoy fuera del taller», fue la frase con la que saludó a los periodistas que esperaban su salida a las puertas del centro sanitario.
Su cara de satisfacción y su buen aspecto, totalmente alejados de las públicas expresiones de dolor y la hinchación facial por los sedantes que se pudieron observar hace dos semanas en la Cumbre Iberoamericana, coincidían con el optimismo que destilaba el parte médico de alta.
Unas horas, ante la puerta de la clínica, el doctor Villamor anticipó el alta y aseguró que el Monarca ha completado de forma «muy satisfactoria» la primera fase de la rehabilitación, unos ejercicios musculares y masajes con los que «ha conseguido prácticamente plena autonomía para los movimientos cotidianos», para los que ya no precisa de más ayuda que sus muletas.
El Rey, que dejó el recinto por la rampa del aparcamiento, pidió al chófer que parase el vehículo, en el que ocupaba la plaza del copiloto, a la altura de donde esperaban su salida desde hacía horas un buen grupo de periodistas y de reporteros gráficos.
Mientras bajaba la ventanilla agradeció la paciente espera de los profesionales -«por estar aquí y por el frío que estáis pasando»- y afirmó estar «muy bien» de salud, «gracias a Dios».
«¡Qué malos sois!»
Su Majestad, al abandonar la clínica, quiso poner en valor el trabajo del equipo médico que le ha atendido y sobre todo el buen consejo que le dio el doctor Villamor. El miércoles pasado, cuando el paciente ya estaba en condiciones objetivas de recibir el alta médica, por haber tenido un postoperatorio sin problemas, el traumatólogo le convenció para que se quedase en el hospital unos días más. Le dijo que era la mejor fórmula para realizar una rehabilitación intensiva de la cadera, para tonificar los músculos para un buen uso de las muletas y para ejercitar la movilidad de las cuatro extremidades y evitar así en lo posible retornos al centro sanitario por efectos secundarios derivados de un mal rodaje de la nueva prótesis.
La idea la resumió don Juan Carlos cuando aseguró a los micrófonos que, «al final, me ha venido muy bien estar aquí por la fisioterapia». El jefe del Estado, que pese a su alta está obligado por el equipo médico que le atiende a seguir en el palacio de Zarzuela un estricto protocolo para la última fase de la rehabilitación, se rió con otra pregunta periodística que traía segundas.
Satisfizo la curiosidad del informador al asegurar que sí, que está vez sí se va a tomar su recuperación postoperatoria con calma, pero no se privó de añadir en tono de chanza: «¡Qué malos sois!». Con la broma dio a entender que va a ser buen paciente y no va a dar pie a que le pase lo de abril pasado, cuando pocos días después de abandonar el hospital tuvo que regresar y someterse a una nueva intervención quirúrgica para solventar una luxación en la cadera derecha producida por un mal movimiento durante una audiencia en su despacho de la Zarzuela.
Don Juan Carlos no tiene previsto recuperar sus actos públicos hasta el 6 de enero, para presidir la recepción de la Pascua Militar, pero antes podría recibir en su casa a los presidentes autonómicos de reciente elección en el País Vasco, Galicia y Cataluña, y, desde luego, grabará, como cada año, el mensaje de Nochebuena.
Lo que sí está previsto que recupere de inmediato, en próximos días, son los despachos privados semanales con Mariano Rajoy, para repasar la actualidad y las medidas del Gobierno.