Matteo Renzi y Pierluigi Bersani compiten hoy por ser el candidato del centroizquierda. :: EFE
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Renzi o Bersani, en juego el futuro de Italia

El resultado de las primarias de hoy en el PD, probable ganador de las elecciones, marcará un sistema político en descomposición

ROMA. Actualizado: Guardar
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Hoy se celebra el segundo turno de las primarias del Partido Demócrata (PD), principal fuerza de centroizquierda de Italia, pero su resultado trasciende a la formación porque, además de estar abiertas a todos los italianos, prácticamente anticipa quién va a ser el ganador de las elecciones generales previstas para marzo o abril. El PD, última reencarnación del partido comunista (PCI), es la única formación que sobrevive al hundimiento general del sistema de los últimos veinte años, la era Berlusconi, que ha culminado el desprecio ciudadano hacia su clase política. En los sondeos el PD es el vencedor de los comicios, con un porcentaje de votos entre el 27% y el 30%. No es demasiado, pero en un clima de retroceso general el PD es el que mejor aguanta el tipo. Tocará capitalizar este contexto a Pierluigi Bersani o a Matteo Renzi, dos candidatos muy opuestos, que simbolizan la batalla entre tradición y cambio radical. Que en realidad es la de toda Italia en este momento crucial.

Son las primeras primarias del PD, organizadas desde 2005, realmente disputadas y sin un vencedor anunciado, pues el 'niño rebelde' Matteo Renzi ha roto los esquemas de la cúpula del partido, y han tenido una gran respuesta popular con una afluencia de 3,1 millones en el primer turno. El favorito, de todos modos, es Bersani. El secretario general del PD, de 61 años, varias veces ministro desde 1996, es el candidato oficial del 'aparato'. Licenciado en Filosofía y con dos hijas, entró muy joven en el PCI y por fin le ha llegado su oportunidad, algo que no era fácil de prever porque no tiene madera de líder carismático. Es afable, con el buen carácter típico de su tierra, Emilia Romagna, pero siempre aparece cariacontecido. Aunque al menos eso le da una imagen de seriedad y sobriedad, agarrado a su puro toscano. Sacó 300.000 votos a Renzi en el primer turno, muy lejos de los otros tres aspirantes, que de todas maneras ahora le han dado su apoyo. Como en el segundo turno solo pueden votar quienes se inscribieron en el primero, su triunfo parece cantado.

El boy scout

La gran paradoja es que Matteo Renzi en realidad es el candidato capaz de captar más consenso fuera del electorado del PD y ampliar su techo, pero es en su propio partido donde está mal visto. No es precisamente un camarada y le tratan como un peligroso infiltrado de la derecha. Renzi es más que nada un liberal y no se ha curtido en asambleas, sino que fue un perfecto boy scout, es católico practicante y ganó un dineral en 'La ruleta de la fortuna' con 19 años, porque se sabía todas las respuestas. Licenciado en Derecho, tiene aspecto de empollón y se ha volcado en cuerpo y alma en vender lo suyo, la comunicación es su arma. Domina Internet, conoce el marketing -su padre era publicitario- y lanza ideas simples y directas. Derrocha energía y para las primarias se recorrió toda Italia en una caravana.

El volcánico alcalde de Florencia, que en su ciudad es muy amado, tiene una enorme pegada porque supone una ruptura total con las inercias políticas de Italia. Su lema más sonado ha sido enviar «al desguace» a toda la vieja guardia política, incluida la de su partido. Y eso es música para los oídos del electorado, que anhela un cambio. Cuenta con una curiosa aceptación fuera de su partido, en el campo del centroderecha, donde la debacle de Berlusconi ha dejado un gran vacío. Puede parecer increíble, pero ser de derechas hoy en Italia es no tener a quién votar. Y Renzi es el primer candidato de la izquierda desde la posguerra que no tiene pinta ni pasado de comunista, y tampoco de párroco, como Romano Prodi, un democristiano reciclado. Puede tender un puente claro hacia el centro moderado, y también hacia los descontentos de todo signo, pues su juventud garantiza que no está pringado como todos los demás en la verbena de vividores e inútiles de las últimas décadas. En el debate televisivo con Bersani, que vieron seis millones de espectadores, no dejó de machacar este clavo.

Guerra feroz

El problema de Renzi es que antes debe ser elegido como candidato por su partido. Por eso ha emprendido una guerra feroz 'in extremis' para que se permita votar hoy a quien quiera, aunque no participara en el primer turno. Muchos italianos, ajenos al PD, han descubierto ahora que les gusta Renzi. Pero el partido solo aceptará en las primarias a quien demuestre con papeles que le fue imposible votar hace una semana. El clima es de guerra sucia por el último voto, con el riesgo de broncas hoy en las colas de las urnas y disputas en el recuento. Renzi asegura que ha recibido 128.000 solicitudes de nuevos votantes y ha llamado a presentarse por narices en los colegios para registrarse en el momento: «¿Alguien piensa de verdad que podrán mandarles a casa? ¿Que podrán rechazarlos por miedo de que no voten al candidato oficial?». Sin embargo, anoche trascendió que el 90% de las peticiones de última hora fueron rechazadas.

Según quién gane, la fuerza del PD en las generales y su capacidad de gobernar sin pactos serán distintos, lo que tendrá consecuencias en el complejo cuadro general que vaticinan las urnas. Sobre todo teniendo en cuenta la irrupción del movimiento de protesta del cómico Beppe Grillo. Bersani tendrá difícil atraer votos más allá de su parcela tradicional y no parará a Grillo, porque no deja de ser uno de los siempre. Renzi extenderá hacia el centro y la derecha los votos del PD, pero puede perderlos por el flanco izquierdo. En cambio, Renzi es un buen antídoto contra Grillo, quizá el único, porque es nuevo y usa un registro parecido. El mayor deseo de los italianos es alguien distinto, sea quien sea, y que haga limpieza.