Los padres de María Teresa llegan al tanatorio. :: ÓSCAR CHAMORRO
ESPAÑA

Un llanto en silencio por María Teresa

Los padres de Belén Langdon, la menor fallecida también en la avalancha, acudieron al tanatorio para presentar su pésame La familia y los amigos más cercanos despiden en la intimidad a la quinta víctima del Madrid Arena

MADRID. Actualizado: Guardar
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La trágica escena se repitió ayer por quinta vez. Familiares y amigos velaron a otra víctima, la quinta, de la tragedia del Madrid Arena. En la más absoluta intimidad y lejos de las cámaras, tal y como pidió la familia, los allegados de María Teresa Alonso, estudiante de Ciencias Químicas de 20 años, despidieron a la joven en la sala 14 del tanatorio madrileño de La Paz antes de que hoy sea enterrada en el cementerio la localidad de Bustarviejo, de donde son oriundos sus padres. Antes, al mediodía, se celebrará una misa en la iglesia del municipio.

Sus padres, visiblemente afectados, declinaron hacer declaraciones. Según sus personas más cercanas, a lo largo de este mes se han volcado con su hija al compaginar sus trabajos con dos visitas diarias a la Fundación Jiménez Díaz, donde ha permanecido hospitalizada. Una unidad médica se situó ayer junto a ellos por si hubiesen necesitado asistencia psicológica.

Los primeros en presentarse en el tanatorio fueron los amigos y compañeros de María Teresa. Un grupo de jóvenes cercano a la veintena. A las 15.30 horas llegaron los padres para abrir la sala donde reposaba el cuerpo de la fallecida. Los amigos abandonaron el lugar dos horas después. Lo hicieron de la misma forma en la que llegaron: cabizbajos y en silencio, con los ojos enrojecidos y resguardando sus sentimientos para sí. Tan solo uno de ellos dejó a su paso un «estamos tristes» con un nudo en la garganta.

Al lugar acudieron también los padres de Belén Langdon, la menor de 17 años fallecida junto a María Teresa en la fatal avalancha. Sus hijas no se conocían, pero el dolor de perderlas ha unido a estas familias, ambas muy religiosas, que ayer se dieron consuelo la una a la otra. Siguiendo el deseo de privacidad de la familia ningún cargo público se desplazó al velatorio.

Atención tardía

En la mañana de ayer se realizó la autopsia a la joven. Los resultados fueron idénticos a los de Katia Esteban, Rocío Oña, Cristina Arce de la Fuente y Belén Langdon. Según el examen, María Teresa sufrió serios daños cerebrales a causa de los minutos que, aplastada bajo una multitud de cuerpos, su cerebro dejó de recibir oxígeno. Aunque con importantes secuelas en un principio los médicos no descartaron que la fallecida pudiera superar el estado crítico en el que ingresó, aunque ahora la autopsia ha demostrado que sus lesiones eran demasiado graves.

En paralelo, a medida que avanza la investigación judicial se van conociendo nuevos datos sobre lo sucedido la noche de Halloween. Según refleja el sumario, María Teresa no recibió asistencia médica hasta casi media hora después de quedar sepultada entre la multitud. Según una testigo que la acompañaba, fue un chico, presumiblemente un guardia de seguridad, el que pudo rescatarla de la maraña de cuerpos bajo los que se encontraba y le proporcionó los primeros auxilios hasta la llegada de una unidad del servicio de urgencia, que consiguió reanimarla para su traslado al hospital. Sin embargo, los minutos entre el aplastamiento y la reanimación fueron demasiado largos para la joven.

A lo largo de ayer se sucedieron las muestras de pésame hacia la familia. En señal de luto, el Ayuntamiento de Madrid aplazó el encendido del alumbrado navideño hasta el próximo martes.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid también expresó su dolor. Lo hizo acompañándolo de duras críticas a lo acontecido en el macroconcierto organizado en el Madrid Arena. «Tenemos cada vez más claro que la codicia y la irresponsabilidad de unos pocos están en los cimientos de la tragedia», denunció el consejero de Presidencia y Justicia, Salvador Victoria.