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Cuenta atrás para el Estado palestino
Abás niega haber realizado concesiones a cambio de respaldos en Naciones Unidas
RAMALA. Actualizado: GuardarCuenta atrás definitiva para que Palestina pase de ser una entidad a un Estado observador no miembro de Naciones Unidas. Mahmud Abás se encuentra en Nueva York para una cita histórica en la que tiene asegurada la mayoría necesaria para sacar adelante la votación. Los palestinos calculan que entre 130 y 150 de los 193 miembros votarán a favor de un texto que pese a haber recibido «muchas presiones», finalmente «no se modificará», aseguró en Ramala Hanan Ashraui, miembro del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), quien negó también que se hubieran realizado concesiones para obtener un mayor número de apoyos.
Para la dirigente palestina el cambio de estatus demostrará que los palestinos «no solo existen, sino que lo hacen en su tierra y tienen derecho a la autodeterminación. Seguiremos bajo ocupación, pero seremos una nación entre otras» e Israel será «un Estado que negocia con un vecino al que está ocupando». Lo que otras voces de la OLP califican de «una nueva arma contra la ocupación que podremos usar cuando lo estimemos oportuno».
Al otro lado del muro los israelíes han pasado de las amenazas desde que empezó el proceso a la indiferencia oficial ante la cita definitiva. El jefe del Consejo de Seguridad Nacional Yaakov Amidror calificó de «simbólica» la iniciativa y aseguró que antes de tomar medidas «tendremos que esperar a ver lo que hace, y luego actuar». El nuevo Estado observador palestino tendrá derecho a acudir a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya para denunciar crímenes de guerra y contra la humanidad, algo que el Reino Unido ha intentado evitar sin éxito hasta el último minuto pidiendo que el texto presentado ante la ONU especificara que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no piensa hacer uso de este mecanismo.
Las presiones de Londres no han fructificado oficialmente, aunque Riyad Mansour, miembro del equipo palestino en la ONU, declaró que «no tenemos prisa por recurrir a La Haya, pero si Israel sigue construyendo asentamientos tendremos que hablar con nuestros socios internacionales y ver qué medidas tomamos». Junto a la puerta abierta para denunciar crímenes, Palestina también podrá defenderse de los asentamientos acogiéndose a la Cuarta Convención de Ginebra, que prohíbe «el traslado por la potencia colonizadora de parte de su población civil al territorio ocupado». Los últimos veinte años de negociaciones han servido para que la población de colonos se haya duplicado (de 250.000 en 1993 a 500.000 en el presente), con un crecimiento anual de población tres veces superior al del otro lado del muro, y la ANP espera que el nuevo estatus en la ONU le ayude a frenar la ocupación.
Tierra ocupada
La resolución que presentará Abás es «la última oportunidad para la solución de dos Estados», confesó Hanan Ashraui, y está basada en las fronteras de 1967, marcadas tras la guerra de los Seis Días. «El mayor logro de esta iniciativa es que pasaremos de vivir en una zona en disputa a una tierra ocupada», opina Tahseen Elayyan, experto en Derecho Internacional de la ONG Al-Haq, dedicada durante más de treinta años a la defensa de los derechos humanos en Palestina.
Para Elayyan, sin embargo, el texto de la ANP presenta lagunas como «la no referencia en ningún momento a la ley internacional, lo que limita el derecho al retorno de los palestinos que fueron expulsados de sus tierras en 1947. Corremos el riesgo de obtener un Estado haciendo concesiones a costa de lo que es nuestro derecho». Una crítica a la que las autoridades responden argumentando que «el hecho de ser reconocidos como estado tiene que ver con la autodeterminación, pero no implica que renunciemos al derecho sagrado al retorno. No son excluyentes».
Expertos legales consultados en Cisjordania como Elayyan piensan que «si hay deseo por parte de las autoridades, podríamos ver en el futuro a grandes nombres de Israel declarando en La Haya porque las pruebas contras ellos las tenemos», pero son realistas y «no esperamos grandes cambios sobre el terreno.
El texto además utiliza algunas formas que dejan la puerta abierta a interpretaciones, algo que no se puede hacer cuando tu enemigo es Israel». Esta redacción final de la petición palestina es la que contará con el apoyo de media Europa, con países como España, Suiza, Dinamarca, Francia, Portugal o Irlanda, pero no ha logrado el respaldo de Estados Unidos, Alemania o, el último en sumarse a la lista, Reino Unido, que exigía mayores garantías para Israel.