El secretario general del PD, Pierluigi Bersani, a la izquierda, y su rival, Matteo Renzi. :: AFP
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Las primarias del PD avivan la política italiana con tres millones de votantes

Bersani y Renzi irán a una segunda vuelta, en un pulso vibrante que contrasta con la surrealista debacle del partido de Berlusconi

ROMA. Actualizado: Guardar
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Las elecciones primarias para elegir el candidato del Partido Demócrata (PD), el centroizquierda italiano, fueron el domingo una inyección de vida democrática en el desprestigiado panorama de la política del país. En torno a 3,1 millones de personas, con colas de hasta dos horas, votaron por uno de los cinco aspirantes, una cifra que consolida una práctica contracorriente iniciada en 2005, aunque entonces Romano Prodi atrajo a 4,3 millones de simpatizantes. Esta movilización se lee en Italia como un síntoma de interés por la inminente cita electoral, prevista para marzo y que será decisiva, pues se espera un gran vuelco político y la victoria, precisamente, del PD. Su candidato será Pierluigi Bersani, que obtuvo un 44,9% de los votos, o Matteo Renzi, con un 35,6%, que lucharán por el puesto el domingo en el segundo turno.

Las primarias, además, han colocado al PD en el centro de la atención como un partido serio y abierto, lo que agrava aún más la crisis de caballo del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), que ni es un partido ni es serio ni es abierto. Hundido en los sondeos, se ha perdido la cuenta de las veces que el magnate ha anunciado que no se presentará a las elecciones para desdecirse al día siguiente. La última, este fin de semana. Ahora dice que lo está pensando. Su presunto sucesor, Angelino Alfano, da mucha pena pues se pliega al dictado semanal del jefe, presentándose y borrándose él como candidato en cada vaivén. Igual que se anuncian y se suspenden unas primarias para el 16 de diciembre que amenazan con ser un fracaso aumentado por el éxito de las del PD y rematarían al PDL antes incluso de llegar a las urnas. El último rumor es que Berlusconi pretende fundar esta semana otro partido, lo que abriría una escisión con quienes no le sigan.

La joven promesa

El resultado de las primarias del PD es el previsto, pero menos previsible es lo que ocurrirá el domingo. Bersani, de 61 años, representa la vieja guardia del antiguo Partido Comunista reciclado en socialdemócrata, con una aureola de seriedad y sólida formación. Aunque despierte pocas emociones. Lo contrario que Matteo Renzi, alcalde de Florencia y, a sus 37 años, revelación de la política italiana, donde alguien con 50 es un joven prometedor que lleva cafés en el Parlamento. Su discurso es rompedor, de renovación de la clase dirigente, agresivo pero abierto al diálogo, con buen rollo en las redes sociales y sin demonizar a la derecha. Incluso fue a visitar a Berlusconi a su mansión de Arcore. Si Bersani parece siempre con la tensión baja, Renzi da la impresión de estar a punto de correr los cien metros lisos. Bersani es el hombre del votante progresista de toda la vida, Renzi el de los que quieren un cambio.

En teoría, el voto del tercer clasificado, Nichi Vendola, el único reseñable con un 15,6%, debería confluir en Bersani. Los otros dos competidores son irrelevantes: Laura Puppato sacó un 2,6% y Bruno Tabacci, un 1,4%. Vendola, gobernador de Puglia, es el último mohicano de la izquierda clásica comunista, y sus votantes consideran a los demás unos vendidos. Pero Bersani sería el mal menor. Renzi para esta gente es lo peor, como para los seguidores de Bersani. Se le considera un peligroso híbrido centrista, superficial y ambicioso, una especie de Berlusconi volcado en la imagen pero sin sustancia real detrás. Pero es así como se desemboca en el factor que puede dar la sorpresa en el segundo turno: Renzi gusta también a votantes del centroderecha, porque es joven, no tiene prejuicios y, sobre todo, quiere cargarse a los dinosaurios de su partido. Estos ciudadanos, ante el caos en la derecha, pueden decidir participar ahora en las primarias, abiertas a todo el mundo. Por eso el debate clave abierto ya ayer entre Bersani y Renzi, que se meten bastante caña y no se gustan nada, es si se va a admitir el domingo a quien no votó en el primer turno. Las reglas dicen que no, salvo que el interesado demuestre que le fue imposible votar anteayer.