PAN Y CIRCO

EL DÍA DE LA MARMOTA

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Sí, lo confieso. No me esperaba que el Cádiz echara a Monteagudo, y mucho menos que su sustituto fuera Ramón Blanco. Lo confieso: no creo que funcione, más allá de la primera derrota cosechada en su cuarto debut como técnico cadista. El 2-0 es lo de menos en esta percepción personal que me retrotrae dos décadas atrás y me demuestra una vez más que el Cádiz está anclado en el pasado y no puede, sabe o quiere mirar al futuro. Y no sé cuál de los tres motivos es más preocupante.

Por mucho que me expliquen y vueltas que le dé a la cabeza solo encuentro dos pilares que sostienen la decisión: el económico y el emotivo. Ninguno de ellos conduce por el buen camino a un equipo que tanto representa en la provincia y que actualmente ha pasado de buscar gestas contra los grandes a verse superado por Xerez, San Fernando, Sanluqueño y Balona.

El pozo, ese del que año tras año se aspira a salir, es más denso y profundo que nunca. Hace una década se logró el ansiado ascenso a Segunda y esta vez se ha pasado demasiado rápido de pensar en repetir objetivo a hacerlo en no verse peleando por descender. Y ya sé que Ramón Blanco vivió una experiencia similar a la actual y que cambió el rumbo del barco cadista hasta dejar al equipo cerca de la liguilla y conseguir pelear por el ascenso a la temporada siguiente, desafortunadamente sin éxito, pero tampoco me olvido de que la última vez que le vi dando órdenes a unos futbolistas profesionales LA VOZ empezaba a dar sus primeros gritos en la sociedad gaditana.y ya han pasado unas cuantas temporadas.

Colocarle al frente del club sirve para contentar a un grupo reducido de personas que sienten con mucha pasión el Cádiz. Puede que mejoren los resultados (empeorarlos sería un drama), pero me resisto a pensar que cuando hay que encontrar soluciones deportivas en el club el camino termine en un laberinto con tres salidas: Ramón Blanco, Jose González y Espárrago. Solo falta que aparezcan Sánchez Franzón y Chico Linares para cerrar el círculo y pensar que vivimos inmersos en el día de la marmota. cadista.