Las vergüenzas socialistas
Actualizado: GuardarEstoy que no doy crédito. Mira que no es la primera vez, que te lo avisan, que lo ves venir, pero eso no quita para que resulte difícil de creer. Los del grupo socialista de la Diputación Provincial es de traca. Voy más allá, es de denuncia, la de sus afiliados, la de sus votantes. Es increíble que intereses personales, apegos a sillones, el miedo a quedarse sin un sobrecito, lleven a gente competente, preparada, yo creía que legal, a comportarse como todo lo contrario.
Siempre he tenido un excelente concepto de Irene García, de Manuel Jiménez Barrios, de López Gil, de Paco Menacho, de todos esos que desde hace unos meses manejan el cotarro. No sé que les ha pasado para venderse tan mal. ¿Tan importante es quién toma la palabra para defender una propuesta en los plenos que se celebran una vez al mes? Está claro que no, que ese es el menor de los problemas.
Tampoco es que José María Román y compañía estén dando una lección de cómo hacer política, pero al menos no han reculado. Si lo están haciendo igual de mal, al menos están intentando que no se les vea el plumero de forma tan descarada.
El pronóstico no es bueno. En caso de llegarse a la expulsión, simplemente al expediente disciplinario, ya quedará en entredicho la democracia interna que siempre han defendido como la bandera que les diferencia del oscurantismo del PP. Las cartas quedarán para siempre boca arriba, hasta que llegue alguien capaz de barajarlas de nuevo, y la jugada no es precisamente para ganar ninguna partida.
Al final, y es lo que me da más pena, es que por el camino se va a quedar gente competente, víctimas de su egoísmo o del de los de enfrente. En Cádiz capital hay un buen ejemplo de ello. La lucha fraticida por la Secretaría local ha arrasado la jerarquía del grupo municipal. Marta Meléndez ha sido aplastada por el rodillo de Fran González. Si uno u otro es mejor no lo sé, pero sí sé que al final son los ciudadanos los que pierden una voz. Y lo mismo va a pasarle a los gaditanos de toda la provincia. A lo mejor Irene es mejor, pero José María, Gemma u Olga tampoco son malos. O a lo mejor sí, pero eso solo indicaría que no hay ninguno bueno.