Tiros para celebrar «una victoria»
Los palestinos reciben con alegría la paz y sostienen que Hamás ha sido la triunfadora de esta innecesaria «guerra»
GAZA. Actualizado: GuardarNueve de la noche, hora de Gaza. Entra en vigor el alto el fuego, pero los drones (aviones no tripulados) siguen volando a muy baja altura para vigilar los movimientos de posibles objetivos. El zumbido es cada vez más fuerte, pero esta vez resulta menos amenazante que durante los últimos ocho días. En lugar de explosiones, disparos de AK-47 rompen la noche para celebrar «la victoria de Hamás en esta guerra». «¿Qué han logrado los judíos? Nada de nada. Seguimos resistiendo», aseguraba un vecino de Sheikh Radwan próximo al grupo fundamentalista. La línea que separa la guerra de la paz es tan delgada en la Franja que la mayoría de los ciudadanos prefirieron esperar en sus casas hasta la llegada del nuevo día, aunque algunos cogieron sus coches y a bocinazo limpio tomaron unas calles desiertas hasta entonces.
«Estoy muy contento porque es el final del sufrimiento de los civiles, que somos los que hemos pagado el precio de esta asquerosa escalada militar por parte de los dos bandos, más de 150 muertos, 1.000 heridos. siempre pagamos los civiles», confesaba Khalil Shahin, activista de los derechos humanos de Gaza.
El alto el fuego llegó con un día de retraso porque todos los esperaban durante la media noche del martes. Esas 24 horas fueron empleadas por ambos bandos para intensificar los ataques en una especie de sprint final por hacer el mayor daño posible. Israel efectuó decenas de ataques, algunos tan brutales como el que arrasó el ministerio del Interior. Los edificios cercanos quedaron muy dañados y vecinos como Rajai Musa salieron vivos de milagro. "Han sido ocho misiles de F16", asegura con la rotundidad que otorga la experiencia de vivir bajo bombardeos frecuentes, "y parecía un auténtico terremoto. La nube de humo casi nos mata de asfixia", recordaba con alivio mientras trataba de rescatar lo poco que dejaron las llamas. Los curiosos deambulaban entre los escombros del ministerio mientras los operarios de la compañía eléctrica intentaban cortar la corriente de las grandes torres de la zona. Una de las grandes diferencias respecto a la guerra de 2008 es la respuesta que Hamás ha dado a cada ataque con un verdadero ejército de operarios que llegaban en pocos minutos para intentar minimizar los daños.
Cerca del Ministerio cientos de civiles seguían llegando de lugares como Beit Lahia huyendo de los bombardeos constantes. Llegaban a bordo de coches, furgonetas y burros con todas sus pertenencias y les recibía un vehículo de Hamás que durante todo el día estuvo circulando por Gaza arengando a la población con canciones patrióticas sobre la gloria de la lucha armada.
Las condiciones
La noticia del atentado en Tel Aviv corrió como la pólvora por la franja y en el rezo del mediodía el Imam de la mezquita anexa al hospital Shifa celebró esta acción en el corazón de la capital israelí. A las puertas del centro médico dirigentes de Hamás como el portavoz del Gobierno, Ihab Al Ghusain, explicaban a los medios que "estamos a favor del alto el fuego, pero Israel debe dejar los asesinatos selectivos y acabar con el bloqueo". Las dos condiciones que finalmente parecen aceptadas aunque falta conocer los detalles de un acuerdo que pone fin a una batalla entre enemigos, pero que no zanja la lucha entre israelíes y palestinos.
Este acceso al hospital es uno de los pocos lugares donde se ha podido ver a los líderes del grupo islámico durante los días de la operación israelí, y la broma más extendida es que el mismísimo Ismael Haniya, primer ministro, tendría su refugio en el sótano del hospital para evitar unos ataques que de momento van a detenerse. ¿Hasta cuándo durará la paz?