Cádiz, como anfitriona

No voy a hablar de la Cumbre de Jefes de Estado que, por si no lo saben, se viene celebrando en esta ciudad desde el viernes. Pero sí lo voy a hacer de Cádiz como anfitriona. Creo que el ser de una provincia que dista de Cádiz 1.100 kilómetros, y llevar viviendo aquí ocho años me ha dado la experiencia, no sé si suficiente, para valorarla como lugar de acogida.

Siempre he pensado que montar tu residencia en diferentes lugares del mundo, o por lo menos ir a conocerlos, te permite abrir tu cabeza y alejar los tópicos de tu mente. Cuando creces en el norte de España la opinión que tienes sobre los andaluces no es otra que la que te ofrece la cultura audiovisual que te rodea o alguna que otra historia de tus amigos que, durante las vacaciones, eligen un clima mejor para desconectar de la rutina. Con esa noción, absolutamente sesgada, me vine a vivir a esta tierra.

Ya puedo decir sin rodeos que Cádiz es mi casa. Me gustan los gaditanos, algunos me hacen gracia, otros son igual de serios que yo. Disfruto con su comida, el centro, sus playas, la forma de vivir, su clima, sus calles, las pequeñas distancias, que la hacen única como capital de provincia, e incluso algunas de las cosas que me exasperaban al principio, un ritmo vital un poco más ralentizado, han acabado por formar parte de mí. Es cierto que todavía, hoy en día, si un gaditano me habla rápido y no directamente a la cara me cuesta un poco entenderlo, -tengo algún compañero que lo puede confirmar-. No todo me gusta, por supuesto, pero lo que quiero remarcar ahora es que puede que esta ciudad tenga unas conexiones bastante complicadas, que tenga el nivel de paro más alto del país y que todo lo anteriormente señalado no sirve para sacar a la provincia de la situación en la que se encuentra, pero estoy segura de que, si todo esto le pasase a cualquier otra región de España, la gente no seguiría saliendo a las calles, hablando con sus vecinos, participando en las actividades que organiza su ciudad y viviendo la vida con las mismas ganas. Por eso es una gran anfitriona para un evento tan importante.

Y eso lo puedo asegurar yo, que soy de otra de las ciudades más bonitas del mundo.