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«Cuando el deseo de un mundo nuevo sea masivo, se hará realidad»
La cantautora canaria está en Cádiz para presentar su último trabajo discográfico, del que esta noche dará cuenta en un concierto en el Principal de Puerto Real Rosana Cantante y compositora
CÁDIZ. Actualizado: GuardarRosana vuelve esta noche a Puerto Real. Al mismo teatro que llenó hace dos años, en esta ocasión para presentar su último trabajo, 'Buenos días mundo', un disco que da la bienvenida a un universo soñado pero no imposible. La cantante y compositora de Lanzarote (1964) poco ha cambiado desde que irrumpiera en el panorama musical con sus 'Lunas rotas'. Dieciséis años han pasado ya, pero sus temas y sus directos siguen siendo un talismán para miles de corazones de todo el planeta.
-¿Qué es lo primero que piensa Rosana cada mañana cuando da los buenos días al mundo?
-Lo primero que hago es sonreír porque el hecho de que vuelva a amanecer es síntoma de que el mundo sigue en pie a pesar de la que está cayendo. Darle los buenos días al mundo significa más dárselo al que espero que llegue, al que hemos soñado, a ese que muchos piensan que es utópico, que al que vivimos ahora.
-¿Le cuesta más cantarle ahora a ese mundo soñado?
-No, para nada. Cuanto más desesperanza hay en la calle más canciones hay que disparar. Es momento de creer en nosotros mismos, en el ser humano, pero de forma global, no individual.
-¿Podríamos decir que este disco es el más real de todos?
-No es que hable de cosas más o menos reales ahora, es que esas mismas cosas han cambiado. Yo cuando escribo me pongo en pelotas delante de un papel en blanco para decir lo que pienso y siento. Soy optimista y siempre he sido consciente de que a pesar de que antes las cosas iban mayoritariamente bien, había personas que lo estaban pasando mal. Ahora es al revés, mayoritariamente se está pasando mal, por eso las lecturas de las canciones también son diferentes.
-Es curioso, nunca nos acordamos del de al lado hasta que le va mal a uno mismo...
-La crisis mundial que se está padeciendo no solo es económica, sino, principalmente, de valores. El dinero supera al ser humano y lo lamentable es que hemos dejado que suceda así. Hemos llenado la vida de urgencias que no son urgentes. Por eso es necesario volver a aprender, dar importancia al ser humano, a reubicarnos por encima de las profesiones o el dinero. Es hora de que empecemos a construir un mundo más justo para todos.
-¿Se ha inspirado en los movimientos sociales para componer este nuevo trabajo?
-En 'A las buenas y a las malas', de 2006, ya había canciones como 'Échate a la calle' o 'Llegarás a tiempo'. Creo que hace mucho que vengo hablando de esto, por eso necesitaba dar una vuelta y desear un nuevo mundo, cuando ese deseo sea masivo se convertirá en realidad.
-¿Cómo podría explicar sus conciertos, como el de hoy en Puerto Real?
-Somos cuatro músicos colgados que tratan de derribar desesperanzas y provocar sonrisas. Incluye canciones de 'Buenos días mundos' y un resumen de anteriores trabajos desde 'Lunas rotas'. Hay una tercera parte, para mí la más especial, que consiste en las peticiones del público. Me sorprende comprobar que piden temas que no fueron singles, o que simplemente se quedaron en las maquetas. Afortunadamente, gracias a la magia y a Dios, la gente se queda con un disco entero, no con canciones sueltas.
-Con 16 años sobre los escenarios, ¿ha habido algún momento en el que haya sentido aburrimiento?
-Nunca. El día que me aburra no me subiré. Los conciertos son una excusa, no se si vil o no, para quedar con la gente del mundo y regalarle muchas sonrisas.
-¿Es una mujer dada a hacer balances o prefiere tirar para delante sin pensar mucho?
-Lo que hago mucho es acordarme de dónde vengo para saber dónde quiero ir. Y en cada concierto también, si compruebo que el público se va sonriendo y sudando a partes iguales, me quedo satisfecha.
-Se le alaba su simpatía y su buen rollismo sin imposturas pero, ¿de verdad no le cuesta nada?
-Tengo días malos como todo el mundo. Pero es cierto que, no se si por genes o por aprendizaje, le regalo poco tiempo al derrotismo. Mi tendencia natural me lleva a sentir eso de que lo malo se nos va volviendo bueno. Es una forma de vida y como tal la comparto.
-No ha caído en la tentación de las grandes discográficas ni en los caprichos de las grandes estrellas, ¿considera su humildad como un ejemplo a seguir?
-Lo vivo porque lo siento, yo creo que lo que tiene que pasar es que sea de verdad, que cada uno se responsabilice de quien es. Paralelamente, hemos de ser capaz de aprender cada día, al menos intentarlo. Hemos reconvertido el mundo en un espacio tan extraño que hay cierto valores o gestos de los que nos sorprendemos cuando debían ser de lo más normal. Debemos volver a recolocarnos y pensar en el de enfrente, pero no solo en el que tenemos al lado, que es un discurso que nos han hecho tragar.
-Sobre el mundo de la música, ¿qué le sobra?
-¡No me lo había planteado nunca! Creo que más que sobrar, le falta. Le falta más exposición sobre todo para los más jóvenes. En caso particulares seguro que sobra algo, pero ahora mismo no caigo, prometo responderle la próxima vez que hablemos.