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La jubilación política de Hu Jintao sorprende a China

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Basta con un vistazo a los acartonados rostros de los miembros del Politburó chino para convencerse de que el poder en ese país tiene una edad muy superior a la del resto del mundo. El inicio del XVIII Congreso del Partido Comunista lo dejó bien claro. Las inexpresivas y ajadas facciones de los líderes políticos desfilaron por televisión como si fuesen copias de calco. Solo rompieron la monotonía la sempiterna sonrisa paternal del primer ministro, Wen Jiabao, y una cara que llamó especialmente la atención por su decrepitud: la de Jiang Zemin, el expresidente que pasó la batuta a Hu Jintao. Pero las apariencias engañan, a sus 87 años Jiang todavía manda con puño de hierro. En China, nadie deja por completo el poder.

Por eso sorprendió ayer la noticia que dio el diario de Hong Kong, South China Morning Post (SCMP), en la que se aseguró que Hu, cuyo mandato acaba el próximo mes de marzo, abandonará todos sus cargos. Incluido el de jefe de las Fuerzas Armadas, que muchos pensaban que retendría como hizo hace una década el propio Jiang. Fuentes anónimas del Partido aseguraron al rotativo que Hu busca la jubilación total y que dimitirá como líder de la Comisión Militar Central de China. Desea marcharse dejando una buena imagen y por eso no seguirá el impopular camino que abrió su predecesor.

Así, la nueva generación de líderes que saldrá de la votación de los delegados del Partido tendrá vía libre para llevar a cabo las reformas que considere oportunas. Pero la aparición de Jiang, sentado entre Hu y Wen, demuestra que el próximo Ejecutivo liderado por Xi Jinping no tendrá una total capacidad de maniobra.