Participantes en el 'cacerolazo' exhiben banderas argentinas en Buenos Aires. :: DANIEL GARCÍA / AFP
MUNDO

Cristina ignora la protesta creciente

La aspiración de la presidenta a un tercer mandato alienta el malestar argentino por la inseguridad y la difícil compra de dólares

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Pocas horas después del multitudinario 'cacerolazo' de protesta en Buenos Aires, que se multiplicó en ciudades grandes y pequeñas del resto del país, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, confirmó el rumbo de su Gobierno y subrayó el vacío de dirigentes políticos que puedan representar a ese bloque amplio y abiertamente opositor. «Defendemos nuestro plan», resumió la mandataria. «No podemos hacernos cargo de la falta de líderes alternativos».

Cristina Fernández, que fue reelegida hace poco más de un año con el 54% de los votos, decide así ignorar la protesta que ganó las calles la noche del jueves, consciente de que la oposición no puede aportar en este momento líderes que canalicen con solvencia el creciente malestar ciudadano. El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, de la conservadora Propuesta Republicana y opositor al Gobierno nacional, interpretó que «el mensaje» de los ciudadanos «fue para la presidenta, que es la que debe cambiar».

La movilización ciudadana fue masiva en torno al Obelisco de la capital, en numerosos barrios y en otros puntos del país para participar en un 'cacerolazo' convocado a través de las redes sociales y que se define como «apartidario». Los dirigentes de la oposición manifestaron su apoyo, pero los impulsores de la protesta les pidieron que se abstuvieran de participar. 'No a la inflación', 'Basta de inseguridad', 'No a la corrupción', 'No hay libertad de expresión', 'No a la reelección', 'No al cepo al dólar', rezaban algunas de las pancartas que podían verse en las movilizaciones. Hubo también mensajes directos para la presidenta, a la que tildaron de «yegua», «corrupta», «resentida», «incapaz», «soberbia» o «tirana».

Los manifestantes convocaron una protesta para el 8-N a través de de Facebook, Twitter, blogs y correo electrónico con el objetivo de mostrar el abanico de rechazos que un año después de su reelección despierta el Gobierno de Cristina Fernández. La movilización fue en general pacífica.

Reforma constitucional

En varias de las manifestaciones se protestaba contra la inseguridad. También hubo quejas por el coste de la vida, por lo que se considera falta de independencia judicial y por la supuesta ambición de la presidenta de reformar la Constitución y aspirar a un tercer mandato, una intención que Cristina Fernández desmiente pero que avalan los movimientos del oficialismo.

La restricción de la compra de dólares, una medida decidida por el Gobierno para evitar el acaparamiento de moneda estadounidense y que complica sobremanera los viajes al extranjero, forma parte destacada de un malestar que en este caso se define como «falta de libertad para salir del país».