Griñán y Rubalcaba, antes del desayuno-coloquio que ofreció ayer el presidente andaluz. :: CHEMA MOYA / EFE
ESPAÑA

Griñán desactiva la amenaza de una revuelta en el PSOE a favor de primarias urgentes

El líder de los socialistas andaluces y Rubalcaba comieron juntos el pasado lunes para limar asperezas

MADRID. Actualizado: Guardar
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Si de José Antonio Griñán depende, no habrá revuelta interna en el PSOE tras las elecciones de Cataluña. Al menos, ese fue el mensaje que dejó sobre la mesa tras participar ayer en un desayuno informativo en Madrid y apenas dos días después de un almuerzo de reconciliación en la sede federal del PSOE con Alfredo Pérez Rubalcaba. El presidente de la Junta de Andalucía defendió que no es el momento de discutir sobre liderazgos internos y que tratar de organizar unas elecciones primarias en 2013 para elegir ya al candidato que concurrirá a las próximas generales «puede ser prematuro». «Cuanto más cerca de los comicios -subrayó- mejor».

En el entorno del dirigente andaluz, que tuvo un papel protagonista en el episodio de turbulencias internas abierto al calor de las elecciones y las derrotas de Galicia y el País Vasco, sostienen ahora que pensar en el 25 de noviembre catalán como el Rubicón tras cuyo paso se abrirán movimientos internos, como barruntan algunos críticos e incluso algunos afines, está fuera de lugar. Y niegan que lo que ocurra en esa cita con las urnas pueda interpretarse como síntoma de la debilidad del secretario general. «Las elecciones catalanas son para los catalanes y para el PSC», subrayan en las proximidades del presidente andaluz.

Griñán llegó a lanzar incluso un mensaje a los aspirantes a sustituir a Rubalcaba para que calmen sus ansias. «El problema del PSOE no es ideas, las ideas socialistas están en el corazón de millones de ciudadanos; el problema, que no es realmente un problema -matizó- puede ser de impronta o personalidad de una u otra persona». Fuentes próximas al presidente de la Junta de Andalucía aclararon que con esa frase solo pretendía constatar que a los posibles candidatos a la Presidencia del Gobierno -nombres como el de Patxi López, Carme Chacón, Eduardo Madina y Emiliano García-Page- les diferencia el carácter o el modo de hacer, pero no la ideología. Y por ese mismo motivo, Griñán sostiene que «hay que tener paciencia».

«No podemos resolver los problemas que tenemos con una respuesta orgánica. No podemos meternos en debates de personas -añadió unas horas después en una entrevista en La Sexta-. Ir a una bicefalia o a la confrontación cuando hay gente que lo está pasando mal es una barbaridad». En cualquier caso, aseguró que llegado el momento, y como presidente del partido que es, adoptará una posición neutral; algo que, a su entender, debería hacer toda la ejecutiva. ¿Y si Rubalcaba aspira a las primarias? «No debe ser secretario general ejerciente», advirtió.

El presidente de la Junta de Andalucía, y también del PSOE, sostiene a pesar de esa última afirmación que la actual dirección, de la que él forma parte, «está asentada para llegar al final de su mandato». Apuesta, pues, por la estabilidad y por actuar en dos frentes, el económico-social y el territorial.

Esos dos temas centraron la comida con Rubalcaba, con el que apenas se había hablado desde las elecciones del 21 de octubre, salvo a través de mensajes telefónicos y, casi de manera forzosa, en la ejecutiva del 29 de octubre. Según sus colaboradores, Griñán expuso al secretario general del PSOE su convición de que es preciso buscar pactos de Estado sobre el Sistema Nacional de Salud -«estamos obligados a hacer algo similar a lo que se hizo en 1995 con las pensiones en el pacto de Toledo», esgrimió- y también sobre el modelo de Estado.

«Egoísmo fiscal»

Esa es la gran batalla para la que se prepara el líder andaluz y la que, a su juicio, estallará de verdad tras el 25 de noviembre. El presidente socialista sostiene que tras la apuesta por la independencia de Artur Mas se esconde en realidad lo que en su círculo llaman el «egoísmo fiscal». Es decir, que lo que defiende CiU, dicho por el propio Griñán, «no es un sentimiento; es un interés».

Con el PSC, ahora que se abre la campaña, fue elogioso. Sin embargo, muchos en el PSOE admiten que después de las elecciones autonómicas habrá, aquí sí que sí, conflicto. Griñán tildó de «correcta y honesta» la posición de los socialistas catalanes, pero dejó claro que él no apoyará el «derecho a decidir» sobre la independencia de Cataluña, aunque sea para votar 'no', como defiende el PSC, y que considera la soberanía nacional «indivisible».

«La Constitución -advirtió- es algo más que un texto escrito, pero hemos de coincidir en que el consenso que le da vida no debe romperse; que las reformas que en él se hagan deben tener el mismo grado de consenso que cuando se aprobó y que no se hacen por razones partidistas ni de conveniencia».