Los equipos de rescate ervacúan a varios vecinos de Little Ferry, Nueva Jersey. :: MEHDI TAAMALLAH / AFP
MUNDO

Un cigarrillo en medio del temporal

'Sandy' trastoca la rutina de los cientos de españoles que se han visto afectados por el temporal

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Nueva York es considerada la capital del mundo. Por sus calles deambulan personas de prácticamente cualquier nacionalidad, apariencia, ideología, religión y condición. Entre ellos, cómo no, también hay cientos de españoles que se han visto afectados, en mayor o menor medida, por la llegada de 'Sandy'. Estudiantes, profesionales y turistas que por diversas razones se encontraban en la Gran Manzana cuando el huracán azotó la ciudad en la madrugada del lunes al martes.

Lucía de la Fuente está alojada cerca del famoso Madison Square Garden mientras realiza unos cursos de inglés. Salvo algún pequeño apagón y la momentánea falta de señal televisiva, los efectos del temporal apenas se notaron en su hotel. Esta periodista de Fuencarral (Madrid) está aprovechando el suceso para escribir para varios portales digitales y por eso no ha dudado en salir a la calle para buscar testimonios de primera mano. Cuenta que todos los bancos, teatros, restaurantes y comercios del Midtown (la zona donde se encuentra ella) permanecen cerrados, a excepción de los establecimientos asiáticos y las tiendas 24 horas. «Están haciendo su agosto», asegura. Pese a la tempestad y la tensión de la situación, los estadounidenses siguen siendo inflexibles con su norma de no dejar fumar dentro de los edificios, por lo que esta veinteañera no pudo evitar la llamada de la nicotina y, a las nueve de la noche del lunes, se encontraba tratando de encenderse un cigarrillo mientras el vendaval golpeaba la Octava avenida.

«Lo cierto es que daba miedo», confiesa Alberto Ramos. Este empleado del hospital de La Coruña ahora vive en la Gran Manzana y participa en un programa de psiquiatría infanto-juvenil. Pese a que lo peor ya ha pasado, todavía evita salir de casa. Queens, su barrio, es una zona «relativamente poco castigada» por el huracán y, aunque se incendiaron varias casas, solo sufrieron «algunos apagones de pocos segundos». Ahora, Alberto espera que se reanude de nuevo el transporte público, al menos los autobuses urbanos, para volver al trabajo lo antes posible.

Después de la tormenta siempre llega la calma, y esta no ha sido una excepción. Irene Crespo, periodista de la revista 'Cinemanía', y su pareja paseaban ayer por el Upper West Side de Manhattan y relataban que parecía «un día casi normal, con menos gente y sobre todo menos tráfico». Ella se había preparado para la llegada de 'Sandy' con velas, comida y agua. Al principio pensó que las autoridades locales habían exagerado un poco, pero cuando el huracán alcanzó tierra rápidamente cambió de opinión.

Desastre eléctrico

Ana Pastor ya es una veterana a la hora de afrontar huracanes. Esta española de Vitoria reside en Nueva Jersey desde hace nueve meses, pero antes estuvo en Connecticut y allí tuvo que sufrir a 'Irene' en 2011. El sábado acudió a una fiesta de Halloween en la ciudad de los rascacielos, pero el domingo cruzó temprano el río Hudson, antes de que suspendiese el transporte público.

Critica que el sistema eléctrico estadounidense «es muy viejo, todos los cables están a la intemperie y rodeados de árboles», por lo que «a la mínima» hay problemas. «Aquí cuando pierdes la electricidad pierdes todo, porque también se corta el suministro de agua. Es un desastre», destaca. Junto a la familia para la que trabaja ayer cogió el coche para ver los destrozos causados por 'Sandy' y comprar víveres y pilas, ya que todavía no saben cuándo volverá la energía.