Rajoy sorprende al augurar que «vamos a superar» el conflicto con CiU
El presidente recalca ante el primer ministro italiano, Mario Monti, que las tensiones nacionalistas son un conflicto doméstico
Actualizado: GuardarSer optimista ante la resolución de cualquier conflicto es una obligación propia de los responsables públicos, pero ha sorprendido de manera especial el entusiasmo que derrochó ayer Mariano Rajoy al augurar que «vamos a solucionar» las tensiones nacionalistas en Cataluña.
El presidente del Gobierno, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro italiano, Mario Monti, no concretó si se trata de un pálpito o, por contra, su vaticinio obedece a que realmente ha iniciado una ronda de contactos con los soberanistas. Lo que sí hizo fue enfatizar, ante su colega y socio en la Unión Europea, que el pulso segregacionista de CiU es y será un problema «nacional», es decir, una controversia doméstica que no tendrá recorrido fuera de nuestras fronteras, en lo que pareció una respuesta al anuncio de los separatistas catalanes de que «internacionalizarían» el conflicto si España les impide consultar sobre la secesión.
Rajoy, de hecho, se adelantó a cualquier pregunta sobre este particular y espetó que, «por supuesto, este asunto no se ha tratado en la reunión», en alusión a la bilateral hispano-italiana que se desarrolló en Madrid. En apariencia, no se dan las circunstancias para pensar en un raudo desenlace tras un fin de semana en el que tres de los principales partidos que se presentarán a las elecciones autonómicas del 25 de noviembre (CiU, PSC y ERC) incluyen en sus programas electorales el derecho del pueblo catalán a decidir sobre la independencia, aunque con matices. Los socialistas catalanes quieren que la consulta se realice dentro de la legalidad, mientras que Artur Mas dejó claro que no tendría ningún inconveniente en saltarse la normativa vigente.
El jefe del Ejecutivo español abundó en que «creo que hablando se pueden resolver los problemas, creo que juntos nos va a ir muchísimo mejor a todos». Al hilo de esta reflexión sentenció: «Esta situación la vamos a superar desde el diálogo y desde la ley».
Una moderación que contrastó con la contundencia con la que fijó su posición el pasado sábado en Barcelona, palabras en las que no obstante se reafirmó ayer, y donde acusó a CiU de arrastrar a siete millones de catalanes a un dilema imposible que podría provocar, no la separación de España, sino la fractura de la propia sociedad catalana.
«Radicalidad de CiU»
Un discurso al que el PP otorga la máxima relevancia y que difundirá de manera íntegra a través de internet, según adelantó María Dolores de Cospedal.
La secretaria general de los populares también abogó por la negociación, aunque fue más pesimista que su jefe de filas ante la posibilidad de normalizar la situación. Responsabilizó directamente a CiU de esta falta de entendimiento. «Las posturas radicales dan la espalda a la posibilidad de entendimiento y así es muy difícil que se pueda mover nada», aseveró.
Cospedal también aprovechó para pescar en el río revuelto del PSOE. Empleó unas declaraciones de Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que se oponía al «derecho a decidir» que plantean los socialistas catalanes, para arrimar el ascua a su sardina. «El PP no comparte lo que ha dicho el PSC y, por tanto, los únicos que defendemos en Cataluña lo que parece querer decir Rubalcaba es el PPC», remachó.
La lugarteniente de Rajoy volvió a desempeñar el papel de «poli mala» y puso en contradicción las críticas que el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, lanzó contra España con su continuidad al frente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, un puesto que, además de proporcionarle pasaporte diplomático español, le obliga a representar al país ante autoridades extranjeras. «¿Cómo no se plantea renunciar ya?», reseñó.