El PP avisa a los catalanes de que vivirán peor fuera de España...
Sánchez Camacho acusa a Mas de «cobarde» por esconder su «incompetencia» bajo la bandera de la soberanía
BARCELONA. Actualizado: GuardarTras una semana de mensajes dispares sobre cómo enfrentar la deriva independentista catalana, el PP ancló ayer en Barcelona su estrategia para frenar el discurso soberanista de Artur Mas. Ni la visión apocalíptica de José María Aznar, que abogó por una reforma constitucional, ni la mano tendida de Mariano Rajoy al presidente en funciones de la Generalitat.
La estrategia del PP pasa ahora, a un mes de las elecciones autonómicas, por el discurso del miedo y advierten con crudeza a los catalanes de que vivirían peor fuera de España. Una Cataluña independiente significaría, según el mensaje popular, que quedaría aislada internacionalmente y fuera de la Unión Europea con problemas como los de no poder pagar las pensiones a los 1,7 millones de jubilados catalanes, según recordó María Dolores de Cospedal.
La secretaria general recalcó que los populares no permanecerán «ni callados ni impasibles ante los que nos quieren colocar al borde del abismo», en evidente alusión a los nacionalistas catalanes. Evitar que CiU logre mayoría absoluta se ha convertido en una prioridad máxima para el PP, que quiere evitar a toda costa que el Gobierno de Rajoy tenga que enfrentarse a un doble escenario en Cataluña y País Vasco de tensión separatista. Tanto es así que la Asamblea Intermunicipal del PP, que se inauguró ayer en Barcelona, orilló el debate municipalista para convertirse en un mitin de apoyo a la candidata popular, Alicia Sánchez Camacho, a la Presidencia de la Generalitat.
La división de papeles quedó bien definida en el cónclave. Sánchez Camacho, en un tono más mitinero, llamó «cobarde» a Mas por «esconder su incompetencia» en la gestión de la Generalitat bajo la bandera del independentismo.
Cospedal negó que esta deriva soberanista tenga algo que ver con el sentimiento de la «mayoría plural» de Cataluña. Alertó de que CiU lleva semanas intentando transmitir la sensación de que está en juego la identidad de Cataluña, «a sabiendas de que es falso». La verdad, añadió, es que «el corazón de España tiene una parte catalana única y especial, que es un referente; eso es parte de la propia esencia de ser y sentirse español».
La secretaria general del PP hizo un guiño a los que emigraron a Cataluña desde otra parte de España y a sus descendientes. «El único partido que puede garantizar que nunca se sentirán extranjeros en Cataluña es el PP», remató.
La número dos del PP reconoció, en la misma línea que defendió el miércoles en Madrid José María Aznar, que será necesario reformar el modelo territorial para corregir, mediante la austeridad y la sobriedad, «excesos y defectos». Extremo en el que abundó Soraya Saénz de Santamaría, que dio la tercera clave de la jornada. La vicepresidenta, en su perfil más institucional, abundó en que con reformas, como la de la administración pública, los catalanes vivirán mejor.
Conflicto inexistente
Sánchez Camacho llamó a su partido a una «dura batalla» en estas elecciones, que calificó como una de las más importantes en la historia de España y Cataluña. Auguró que CiU alimentará «un inexistente» conflicto con el resto de España. Una trampa, dijo, en la que el PP no debe caer. Una reflexión que tal vez realizó pensando más en dirigentes populares de fuera de Cataluña porque cualquier chispa que se prenda en otro territorio puede provocar un incendio que beneficie al objetivo de Mas de lograr la mayoría absoluta.
La dirección del PP está preocupada ante la posibilidad de que se puedan repetir comentarios del tipo «Cataluña pide y Galicia paga», del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, o el extremeño José Antonio Monago, quien dijo sentir «lástima» de los nacionalistas. El análisis del partido gubernamental es que este tipo de comentarios abonan el sentimiento victimista del nacionalismo.