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Un hombre se ahorca en Granada una hora antes de ser desahuciado
Los agentes que iban a desalojarle se toparon con otros que habían acudido tras la llamada de auxilio del hermano de la víctima
GRANADA. Actualizado: GuardarJosé Miguel Domingo, un vecino de Granada de 54 años, se ahorcó ayer una hora antes de que una comisión judicial se personara en su domicilio para efectuar el desalojo de la casa y del local donde tenía instalada una pequeña librería-papelería. El fallecido había solicitado una hipoteca de 240.000 euros en 2007 y dos años después el banco le denunció por impago, iniciando un expediente para quitarle los dos inmuebles que tenía hipotecados.
Francisco Domingo, hermano del fallecido, se lo encontró colgado de una cuerda en el patio interior de la casa, sobre las 8.55 horas. «Cuando abrí la persiana de mi negocio me lo encontré ahorcado en el patio que se comunica con mi frutería y con la librería de mi hermano. Me quedé sin palabras y destrozado. Nadie se puede imaginar la situación». Francisco tiene un negocio en los bajos de la casa desahuciada y lindaba con otro local donde estaba la papelería, ahora en manos del banco.
Cuando la Policía Científica y el grupo de Homicidios realizaban sus pesquisas, se toparon con una comisión judicial y con otros efectivos de la Policía, quienes se habían desplazado para ejecutar el lanzamiento de la casa y del negocio del fallecido. Cuando unos y otros se miraron a la cara, sin decirse nada, hallaron una buena pista para saber la causa del suicidio.
El fallecido vivía solo, no tenía hijos y no se le conocía pareja. En el barrio de la Chana era bastante conocido. Ambos negocios llevaban abiertos treinta años. «Solía colaborar bastante con la asociación de vecinos, efectuaba donaciones para la Cabalgata de Reyes y en alguna ocasión nos ayudó con temas de instalaciones de sonido para conciertos u otro tipo de actos», comentaba ayer el presidente del colectivo vecinal de La Chana, José Fernández, quien lo define como un hombre «muy amable, simpático y siempre dispuesto a colaborar en cualquier cosa que se le pidiera».
La familia y sus vecinos desconocían los problemas económicos de Domingo. «Yo hablaba con él todos los días por la mañana y por la tarde porque mi tienda está justo enfrente de la suya y nunca nos dijo nada. De agosto a esta parte se le veía algo más 'apagaíllo', pero seguía tan sociable como siempre», explica José Aguilar, propietario de una pequeña tienda de chucherías.