ESPAÑA

CRISIS DE FONDO Y DE SISTEMA

VICEPRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN IDEAS Y SECRETARIO DE IDEAS Y PROGRAMAS DEL PSOE Actualizado: Guardar
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No quiero en modo alguno que suenen mis reflexiones a autojustificación o ausencia de autocrítica. Los recientes resultados electorales cosechados por el PSOE no son positivos, lo contrario, son negativos. Pero por mucho que nos afecte, y nos afecta, la crisis está afectando aún con más intensidad a la gran mayoría de los ciudadanos.

Es esta una crisis profunda, global, de sistema y, como recordaba Krugman esta semana citando un excelente trabajo de Rogoff, las crisis financieras van en el mejor de los casos indefectiblemente seguidas de largos periodos de débil crecimiento económico y, en el peor, de severas recesiones con el corolario de fuerte destrucción de empleo.

Primero, las causas de esta crisis. Cada vez hay más consenso sobre las mismas: el proceso de desregulación, un sistema financiero con prácticas de riesgo y especulativas y un notable aumento de las desigualdades que fuerzan a las clases medias de los países desarrollados a incurrir en endeudamientos cada vez mayores. Por cierto, actitudes basadas en valores conservadores y consecuencia de la ofensiva 'neocon' que hemos sufrido en los últimos 30 años y que aún tiene al candidato Romney como adalid en Estados Unidos.

La respuesta global a la crisis también ha venido animada por esos mismos valores: por la sanción errónea de que las crisis financieras se combaten con restricciones masivas de gasto público, austeridad extrema, desconociendo que cuando la iniciativa privada no puede invertir, ni consumir, solo la inversión pública puede promover el necesario crecimiento económico para pagar las deudas acumuladas. Y se ha hecho todo lo contrario, particularmente en Europa con Angela Merkel, conservadora, en cabeza.

No cabe duda de que los testimonios y experiencias de esta errónea respuesta se acumulan, en especial vistos los resultados de estas políticas en Grecia, Italia y España, como, por cierto, atestiguan los últimos análisis del FMI.

Es esta una política suicida en términos económicos, necesitamos espacio para el impulso e incentivos al crecimiento económico, particularmente en aquellos sectores asociados al conocimiento y desarrollo de nuevas tecnologías, así como la mejora del capital humano. Solo así podremos mantener y mejorar nuestro modelo de bienestar. Y los valores que hay detrás de estos principios son progresistas, no han decaído, es lo que piensa, y siente, la mayoría de la sociedad española.

Cierto es que su traducción al campo político no es mecánica y que hay aún un 'gap', una diferencia entre las causas de la crisis y su reconocimiento por la opinión pública en general. Y cierto es también que en tiempos tan difíciles los ciudadanos sienten temor, justificado, y son aún más exigentes, lo que comprendo. Pero eso debe llevar al PSOE a una profunda renovación ideológica y programática y a acelerar la construcción de los mimbres de una adecuada y solvente alternativa, no a abdicar de sus principios.