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Rubalcaba se aferra a su «plan» opositor mientras el PSOE entra en ebullición
Griñán aprovecha la debacle electoral en Galicia y País Vasco para erigirse en el principal referente del partido
MADRID. Actualizado: Guardar«Sabíamos que no íbamos a gobernar tiempos fáciles, pero no nos parece que sea el momento de abandonar responsabilidades». La frase podría haber sido de Alfredo Pérez Rubalcaba pero no, porque no fue él sino su número dos, Elena Valenciano, quien compareció ayer para explicar el análisis de la dirección del PSOE ante la debacle electoral en Galicia y País Vasco. El mensaje es, en todo caso, claro. El secretario general tiene intención de mantenerse firme frente a un magma de movimientos internos que ha comenzado a bullir con fuerza. Y no se plantea convocar primarias.
Cuando un volcán va a entrar en erupción, esta se anuncia, generalmente, por la intensidad de los vapores y por sacudidas sísmicas, más o menos intensas. Algo así sucede en estos momentos en la formación socialista. Aún es pronto para saber si habrá explosión, pero por lo pronto la evidencia de que, ocho meses después de la celebración del congreso federal, no se ha logrado frenar una sangría de votos que ha abocado al partido al peor escenario conocido en toda su historia, ha hecho aflorar voces que hasta ahora permanecían en silencio.
La cúpula socialista, que ayer se reunió en su versión reducida -la ejecutiva al completo no hará balance de lo ocurrido hasta el próximo lunes-, trató de contener el debate sobre las consecuencias internas de este nuevo fiasco con la promesa de que, a partir de ahora, trabajará «más deprisa y más a fondo» para recuperar a esa parte del electorado que se alejó de ellos en noviembre de 2011.
En la práctica, eso signfica que tanto la conferencia en la que se debería diseñar el modo de designación del candidato a las elecciones, con un sistema de primarias abiertas, como la que pretende poner al día el ideario del partido, se celebrarán lo antes posible y de manera conjunta. La primera, pospuesta por el adelanto electoral de Cataluña, no tenía fecha y la segunda estaba prevista para el otoño de 2013.
Antes, en diciembre -y quizá ese sea el momento clave para que estallen las tensiones- se convocará el segundo Comité Federal desde que Rubalcaba fue elegido secretario general del partido y, a continuación, un Consejo Territorial, el órgano en el que están representados todos los 'barones', pendiente desde principios de octubre. Es decir, todo queda a la espera de que pasen las catalanas; tanto para unos como para otros.
Mientras, poco cambio. Valenciano defendió la necesidad de no dejarse llevar por la «ansiedad». «No se trata de deslumbrar sino de convencer, aunque lleve más tiempo», adujo. «Esta es la línea de trabajo por la que hemos apostado en el PSOE. No tenemos un plan mejor. Afirmamos que no existe un plan mejor», sentenció. ¿Y quienes no piensan como ella? «Esperamos responsabilidad por parte de todo el mundo», dijo.
Disgusto en Ferraz
En Ferraz saben, sin embargo, que hay quien espera a la vuelta de la esquina. Que muchos están desenfundando de nuevo las armas empleadas en el congreso de febrero en Sevilla que dividió en dos al partido entre seguidores de Rubalcaba y afines a Carme Chacón.Y, por encima de todo, existe «zozobra», e incluso «disgusto», admiten en el círculo más próximo al secretario general, por la posición que ya adivinan en José Antonio Griñán.
El temor a que intente recuperar su asociación con la política catalana es real. Lo cierto es que el presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE simplemente ha dejado claro que, ahora más que nunca, tiene intención de hacer valer su posición de fuerza y su peso institucional. Sólo él y el asturiano Javier Fernández se mantienen en el Gobierno, pero la suya es la comunidad más numerosa. Con esa bandera, dará un paso al frente, pero es pronto para medir hasta dónde.
«A partir de ahora se va a ver la presencia de Andalucía en el debate político nacional», dijo ayer como advertencia. Su número dos, Mario Jiménez, no fue menos ambiguo, pero también dio motivos para el malestar entre los 'rubalcabistas'. A la pregunta de si tras este periodo de «transición» Griñán debe lidear una nueva etapa en el partido ni tan siquiera mencionó la existencia del secretario general. «Ustedes quieren correr demasiado -se limitó a replicar- hoy lo que corresponde es hacer un análisis de los resultados y concentrar los esfuerzos en los grandes hitos que tenemos en el horizonte (las catalanas y los presupuestos generales)».
El presidente andaluz está tan decidido a marcar perfil que, cuando el PSOE aún no se ha sentado a decidir de qué habla cuando habla de España federal, él ya ha creado su propio grupo de trabajo, al margen de Rubalcaba, para proponer un nuevo modelo de Estado.