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El terror sacude a los cristianos en Siria

Un coche-bomba estalla en el barrio de Bab Touma y deja al menos 13 muertos mientras Brahimi se reunía con El-Asad

DAMASCO. Actualizado: Guardar
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«¡Coche-bomba en Bab Touma, coche-bomba en Bab Touma!». La noticia corre de boca en boca por todas las callejuelas de la Ciudad Vieja de Damasco, un lugar hasta ahora respetado por la violencia que asola al país desde hace 19 meses. Una bomba adosada a un taxi explotó pasadas las once de la mañana en la plaza Bab Touma, una de las siete puertas de la parte histórica que da directamente a la zona habitada por cristianos y en la que, al ser domingo, había un número mayor de gente de lo habitual. El vehículo, aparcado frente a una comisaría de Policía, mató al menos a trece personas e hirió a más de treinta, según los datos de la agencia oficial Sana. Las milicias populares, grupos de vecinos armados por las autoridades para la autodefensa de la zona, cerraron los accesos ante la avalancha de curiosos que no podían creerse la noticia.

El cerco fue abriéndose poco a poco y dio lugar a muestras de ira por parte de los vecinos. «Es horrible, no me lo puedo creer. Quieren acabar con todos los que no apoyamos su revolución. Bab Touma es una zona leal y no lo quieren entender», lamenta Ammar, un joven estudiante de Geografía de 20 años que cada mañana coge el transporte colectivo en esta plaza para ir a la universidad. Su amigo Mohamed, de 19 y estudiante de Ingeniería Aeronáutica, asegura que «este ataque solo servirá para hacernos más fuertes en nuestras convicciones. Ahora empezará la propaganda de los medios occidentales y árabes para acusar al Estado de estar detrás de este ataque, pero ya no nos creemos esas mentiras».

Este barrio cristiano era la última zona de la capital en la que se vivía con normalidad, con restaurantes y cafés abiertos más allá de la media noche y comercios repletos durante el día. Solo el sonido de las explosiones en los barrios próximos y los funerales semanales de los jóvenes caídos en combate revelaban la anormalidad. Los cristianos representan el 10% de los sirios e intentan mantenerse neutrales en la revuelta contra el régimen.

El coche- bomba explotó mientras que Lajdar Brahimi, enviado especial de la ONU y la Liga Árabe a Siria, atendía a los medios tras su encuentro con Bashar el-Asad en el palacio presidencial. De momento la tregua para la fiesta del Eid, que empieza el viernes, sigue en el aire y en las calles de la capital nadie es optimista. Los últimos días han estados marcados por la amenaza que el Frente Al-Nusra -grupo yihadista responsable de los mayores atentados en Siria- lanzó en su página de Facebook al alertar de que pensaban atacar en la calle Bagdad, el mercado de Al-Thaura y en Bab Touma. Las autoridades tomaron nota y fortificaron estos tres lugares, pero no fue suficiente. Damasco parece ahora una especie de Bagdad con calles cortadas al tráfico, puestos de control y muros que protegen los edificios oficiales, comisarías de Policía y sedes de las agencias de Inteligencia.

Calles cortadas

Dos de los cortes más simbólicos se han producido en las plazas de la Gobernación, donde se levanta la estatua de Yusef al-Asma, héroe de la independencia, y la de las Siete Fuentes, frente al Banco Central, que al principio de la revolución era el lugar en el que se manifestaban los afines al régimen, desaparecidos desde que estallaron los choques. La única plaza emblemática que queda abierta es la de los Omeyas, donde se encuentra la sede del Estado Mayor, atacada por suicidas a finales de septiembre. La manera más rápida de desplazarse por el centro de la capital es a pie o en bicicleta, siempre con la tarjeta de identidad o el pasaporte en la mano.

A diferencia de Alepo, en Damasco el régimen logró frenar la ofensiva lanzada por las milicias del Ejército Libre Sirio (ELS) tras el atentado del 18 de julio, que costó la vida a la cúpula de la seguridad. «Ahora el peso de la lucha ha recaído en el Frente Al-Nusra», opinan expertos consultados. Se trata de atentados contra objetivos vinculados con El-Asad, pero que dejan un elevado número de víctimas civiles.