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La diplomacia de EE UU, a debate
La política exterior centra el desempate entre Barack Obama y Mitt Romney
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEs el tema que menos importa a los estadounidenses y, sin embargo, el que decidirá el desempate dialéctico entre Barack Obama y Mitt Romney, a dos semanas de las elecciones del 6 de noviembre. El moderador, Bob Shiffer, un histórico presentador de CBS, tendrá la responsabilidad de lanzar las preguntas sobre política exterior en Boca Ratón (Florida), que junto con Ohio y Virginia, son los tres Estados clave para decidir estas elecciones.
Se esperaba que Israel, con un hipotético ataque a las instalaciones nucleares iraníes, fuera el aguafiestas de Obama en la recta final. Sin embargo, el primer ministro Benjamín Netanyahu, temeroso de que Obama gane la reelección, ha decidido no enemistarse con el hombre que puede seguir siendo presidente cuatro años más. Los que no se jugaban nada eran los terroristas de Al-Qaida y las milicias libias que el pasado 11-S atacaron el consulado estadounidense de Bengasi, matando a cuatro estadounidenses, entre ellos el embajador Chris Stevens. Es este tema el que ha desangrado al presidente, que hoy tendrá que volver a responder de ello.
Según una encuesta del Pew Research Center, esos atentados le han costado ya a Obama seis puntos en los sondeos sobre quién es el candidato mejor preparado para tomar decisiones en política extranjera. Aunque el presidente sigue liderando este aspecto en los sondeos (por 47% a 43%), Romney, que carece de experiencia alguna en este campo, ha subido cinco puntos gracias a las criticas sobre la reacción del Gobierno a esos atentados.
No será el único punto en el que se enfrenten pero sí el que puede traer más apuros al mandatario. Romney le critica con dureza por su falta de liderazgo en el mundo, pero carece de planes concretos para cada país. Diana Carlin, exasesora de la comisión de debates presidenciales, advierte de que si los indecisos creen que no hay mayores diferencias entre Obama y Romney en política exterior pueden optar por este último, dado que ofrece mejores expectativas en el tema que mas les preocupa: economía y empleo.
El trabajo de Obama será hacer aguas en las credenciales del republicano para demostrar que puede ser peligroso para EE UU. En Siria, por ejemplo, donde su segundo de abordo Paul Ryan criticó que la Casa Blanca espere a que la ONU fragüe un acuerdo de paz, el ex secretario general de la ONU Kofi Annan -que hasta agosto fue el enviado especial de la ONU y la Liga Arabe- declaró tajantemente ayer que está «totalmente equivocado». Annan advirtió de que se trata de un conflicto muy diferente al de Libia, donde una intervención militar empeoraría las cosas. Romney propone armar a la resistencia, por lo que Obama tendrá que destacar el peligro de que estas caigan en manos de extremistas.
Una sola palabra
En Irán, ambos candidatos difieren en una palabra. Obama promete impedir que ese país obtenga «armas» atómicas y Romney «capacidad» nuclear. La diferencia es que el republicano podría atacar mañana mismo mientras que el demócrata no lo hará hasta que tenga indicios de que el uranio que ya está enriqueciendo será utilizado para armas nucleares.
Ayer, 'The New York Times' aseguró que el Gobierno de Obama está a punto de conseguir lo que la comunidad internacional lleva una década intentando: que Irán se siente a negociar directamente con EE UU cómo mantener su capacidad para producir energía nuclear sin presentar riesgos para el mundo. La Casa Blanca insistió en que no se ha llegado a ningún acuerdo y que todavía apuesta por las negociaciones a cinco bandas, pero el rotativo insiste en que eso se debe a que Teherán no aceptará hasta que sepa quién será el próximo presidente norteamericano.
Con respecto a Israel, Mitt Romney promete ser el aliado firme que Obama no ha sido, pero no tiene ninguna propuesta para relanzar las conversaciones de paz con Palestina. El republicano también promete mano dura con Rusia, a la que anacrónicamente llama «nuestro enemigo geopolítico número uno», y China, a la que acusa de manipular la moneda. Obama tendrá que recurrir al pasado empresarial de su rival para demostrar que «es la última persona que será dura» con el gigante asiático, como ya dijo en el anterior debate, y destacar la incoherencia de centrarse en Rusia en lugar de Al-Qaida. Su fuerte serán los logros en la guerra contra el terrorismo, pero los expertos advierten de que la muerte de Osama bin Laden ya está demasiado explotada. En contra tiene las expectativas, como ocurriese en el primer debate. Nadie espera que el exgobernador de Massachusetts demuestre mucho conocimiento sobre política exterior, por lo que una actuación mediocre podría soprender positivamente a muchos.