PP y PSOE echan el resto en la recta final de la campaña gallega
Los socialistas solo aspiran ya a ser la llave del Gobierno vasco y los populares, a mantener su representación
MADRID. Actualizado: GuardarLas direcciones nacionales de PP y PSOE apuran sus últimas balas en las campañas electorales gallega y vasca para intentar confirmar o desmentir el próximo domingo en las urnas lo que apuntan todas las encuestas. El proyecto político de Mariano Rajoy puede quedar dañado en su línea de flotación si Alberto Núñez Feijóo no revalida la mayoría absoluta que logró en 2009, curiosamente en contra de lo que apuntaban los sondeos. Alfredo Pérez Rubalcaba se enfrenta a una experiencia similar a la que vivió el líder del PP hace poco más de tres años ya que si su candidato en Galicia, Pachi Vázquez, se desploma, su propio liderazgo podría tambalearse.
Ambos pondrán toda la carne en el asador en esta recta final, pero centrarán sus esfuerzo en las cuatro provincias gallegas. El presidente del Gobierno iniciará mañana por la tarde desde Bruselas -donde participará en un decisivo Consejo Europeo- su peculiar carrera para poder estar en Santiago de Compostela antes de las doce de la noche, hora límite para los actos proselitistas en esta campaña. El líder del PSOE, por su parte, hará doblete, por la mañana participará en un acto en Pontevedra y, por la tarde, en Santiago de Compostela.
En el PP, tras la debacle de Andalucía, nadie quiere dar nada por ganado. Fuentes de Génova ponen como ejemplo de esta tensión de partido la decisión de María Dolores de Cospedal de anular in extremis su viaje a Bucarest, donde tenía previsto participar ayer, junto a Mariano Rajoy, en la reunión del Partido Popular Europeo. Otras fuentes de la formación gubernamental, sin embargo, barruntan que a la secretaria general del PP no le han gustado nada algunas filtraciones sobre los planes que tendría Mariano Rajoy para el actual vicesecretario de Política Territorial del PP, Javier Arenas, que también forma parte de la expedición a Bucarest. Disputas que, en cualquier caso, quedarán aplazadas hasta después de las catalanas.
Todo el partido está centrado en ayudar a un Feijóo que ha marcado los tiempos del debate político hasta, precisamente, la semana previa a la votación.
Movilización
El inicio del juicio por la catástrofe que provocó el Prestige tal vez no reste votos al PP entre sus fieles, pero sí tiene un efecto movilizador en los votantes de izquierda. Un halo de luz para el PSOE, que lucha con ahínco para lograr un apretón de última hora que le permita disfrutar de una 'dulce derrota', es decir, impedir que Feijóo logre la mayoría absoluta y quede abierta la posibilidad de que se repita un escenario como el de Andalucía. No sería un bipartito, como el que firmaron en 2005 PSOE y BNG, sino que tendrían que agrupar como mínimo a tres fuerzas.
Feijóo intenta evitar que los ecos del multitudinario grito de 'Nunca Mais', lema con el que los gallegos mostraron su repulsa a la gestión que hizo el Gobierno de José María Aznar del accidente, se convierta en un elemento decisivo. Para ello, opta por enfatizar las cuestiones económicas. La defensa del Ejecutivo es tarea de Cospedal. «Nunca ningún gobierno ha conseguido que, tras una catástrofe natural de esa naturaleza, el problema medioambiental se solucionara en ocho meses y, en un mes, los pescadores cobraran lo que habían dejado de pescar», recordó la número dos del PP en su último mitin.
El futuro político del País Vasco parece más claro. Las formaciones nacionalistas volverá a tener el control, tras el paréntesis de tres años que ha tenido como protagonista al socialista Paxti López. Siempre según las encuestas publicadas, entre ellas las del CIS, el candidato más votado será el líder del PNV, Iñigo Urkullu, seguido de EH-Bildu. Los socialistas ansían mantener una bancada lo suficientemente amplia como para tener opción de ser llave de Gobierno. Al PP, por su parte, solo le queda pelear por no perder más de uno o dos diputados.