Putin exhibe su óptimo estado físico al nadar en las aguas de un lago situado en la región sur de Siberia, en una imagen de 2009. :: REUTERS
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Más Putin que nunca

El presidente ruso cumple 60 años en pleno declive de apoyos y aferrado a su decisión de emplear más mano dura contra la oposición

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El presidente Vladímir Putin cumplió ayer 60 años y su portavoz, Dmitri Peskov, quiso dejar claro que lo celebró con su esposa y dos hijas, en San Petersburgo, no con sus amigos o colaboradores como otras veces. El hombre más poderoso de Rusia se convierte en sesentón con más de cinco años y medio de mandato presidencial aún por consumir, la posibilidad de repetir otros seis años en 2018 y en un momento en el que trata de compensar su declive con más mano dura.

Nunca antes había impuesto en tan poco tiempo tantas restricciones a los derechos y libertades. Desde que regresó al Kremlin, el pasado mes de mayo, Putin no ha dado tregua a la maltrecha y diezmada oposición. Tampoco a esa parte de la ciudadanía, fundamentalmente urbana, que exige más modernidad y democracia.

Ha impuesto multas astronómicas para quienes desobedezcan la normativa sobre manifestaciones, ha estigmatizado a las ONG que reciban ayudas del exterior, los que encabezan las protestas son hostigados constantemente con citaciones judiciales y registros domiciliarios, los diputados críticos son expulsados del Parlamento y ahora la Fiscalía General se prepara para acometer una nueva investigación contra varios líderes opositores.

El presidente ha aumentado además el número de presos políticos. Están encausadas y en prisión preventiva 13 personas tras los desórdenes en la marcha del pasado 6 de mayo.

Pero la acción represiva más contundente ha sido la sentencia de dos años en un campo de trabajo para tres de las jóvenes de grupo punk Pussy Riot. Entonaron una oración en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú implorando a la Virgen que eche a Putin del poder.

«Jubilemos al abuelo»

«Es correcto que fueran detenidas y que el tribunal tomara la decisión de condenarlas. No hay que socavar los fundamentos de la moral ni destruir el país», declaró ayer el jefe del Kremlin en una entrevista al canal de televisión ruso NTV, ofrecida con motivo de su cumpleaños. El problema es que en un país en donde la Justicia no es precisamente independiente estas palabras pueden influir en el fallo que se adopte este miércoles en relación al recurso presentado por Pussy Riot.

Ni siquiera en el día del aniversario de Putin, que coincide con el del asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya, el aparato opresor ha dejado de actuar. Ayer en Moscú y San Petersburgo fueron arrestadas varias personas por protagonizar una protesta bajo el lema 'Jubilemos al abuelo Putin'.

Según un sondeo del Instituto de la Opinión Pública de Rusia, el 50% de los encuestados no están satisfechos con el jefe del Estado. Hasta el año pasado tal porcentaje jamás sobrepasó el 25%. En opinión del politólogo Gleb Pavlovski, «seis meses después de las elecciones Putin aún no sabe en quién apoyarse ni qué programa proponer» para modernizar el país, acabar con la corrupción y lograr una economía más eficaz y competitiva. Lo único que le obsesiona es la oposición.