Pedro Carrión se lamenta de una ocasión fallido del San Fernando ante el Albacete. :: FRANCIS JIMÉNEZ
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El San Fernando paga su falta de gol

Supera al Albacete en posesión y ocasiones, pero no es capaz de materializarlasA los manchegos les basta con el oficio de Calle para llevarse un partido en el que los isleños pusieron muchas ganas pero fueron demasiado blandos arriba

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Una nueva derrota para el San Fernando que deja a todos con cara de tontos. El conjunto azulino fue mucho mejor a los puntos que el Albacete, que se dedicó a nadar y guardar la ropa, pero dejó escapar los puntos en juego por su incapacidad a la hora de materializar las ocasiones. A los manchegos les bastó un gol de Calle para llevarse la victoria y poner la primera piedra para su reacción en el campeonato.

Empezó el partido con mucho ritmo y con acercamientos en ambas porterías. La más clara la tuvo el San Fernando a los cinco minutos, con un disparo desde el vértice derecho del área de Ñoño que sacó en línea de gol Joan Castillo. El equipo jugaba con brío y desparpajo, muy enchufado desde el minuto uno, y eso la grada lo agradecía.

Eso sí, el Albacete respondía y salía con criterio en busca de la portería de Valle, pero en esos primeros minutos la defensa se mostraba muy segura y atajaba cualquier peligro que pudiera nacer por sus inmediaciones.

Muy buenas las sensaciones del conjunto de Masegosa en unos primeros 20 minutos en los que parecía llevar el peso del partido, teniendo la posesión ante un Albacete que, no obstante, se sentía seguro en el campo.

Ñoño, muy activo tras su reaparición después de un partido de sanción, la volvió a tener al aprovecharse de un error de la zaga visitante en el minuto 23. Se la dejó en bandeja a Carrión y este, muy marcado, se escoró y se la volvió a dejar atrás a Ñoño para que disparase, pero estaba tapado y su lanzamiento murió sin crear ningún tipo de peligro.

Unos minutos después, pasada la media hora, comenzó una jugada a la contra que condujo Adrián Cuevas, que se la devolvió al isleño y este dio un pase defectuoso a Cristian, que lo podía haber dejado solo frente al excadista Álvaro Campos.

Sin embargo, cuando mejor estaba el conjunto azulino el Albacete, que hasta el momento lo más peligroso que había creado era un disparo de Rocha que paró Valle sin problemas, se puso por delante en una jugada tonta que cabeceó Calle al fondo de la red ante el error en la marca de los centrales.

El gol no amilanó a los azulinos, más bien todo lo contrario, ya que se fueron enseguida a buscar el empate, que pudo llegar tras un disparo de Ñoño que blocó como pudo Campos. El isleño era el que más lo intentaba, y en la siguiente acción cayó dentro del área y se pidió penalti, pero Sánchez Laso no interpretó que se tratase de ninguna acción punible del capitán albaceteño, Noguerol.

Con idénticas sensaciones comenzaba la segunda parte. El San Fernando intentando la igualada y el Albacete, cómodo atrás esperando su momento. Los isleños parecían tener la chispa que se echó en falta en otros partidos, pero su preocupante falta de gol les pasaba factura, pues no se definía con claridad en los metros finales. Tampoco funcionaba el balón parado, otro de los caballos de batalla de los de Masegosa.

La ocasión más clara en estos segundos 45 minutos llegó en el 59', con un centro de Carlitos desde la izquierda al que no llegó en boca de gol Carrión.

El de Estación de Cártama la volvió a tener minutos después pero la dejó pasar cuando la tenía clara para rematar, y en el segundo palo Cristian recibió escorado y disparó alto.

Los minutos se consumían y el San Fernando era incapaz de finalizar con claridad sus jugadas. Ni la salida de Antoñito le daba algo de calidad arriba al equipo. El sevillano apenas apareció, parecía estar fuera del partido.

La expulsión de Alba a falta de cuatro minutos para el final, que dejaba al Albacete en inferioridad, pareció dar algo de empuje al equipo, que lo intentaba a la desesperada. Aunque a esas alturas, la gasolina ya se había acabado y el marcador no se movería, llevando consigo una nueva derrota y el consiguiente cabreo del respetable.