
Un brillante y cálido día de la Patrona
Las calles del centro estuvieron llenas de público que quiso seguir a la Virgen en una jornada de contrastesLos gaditanos acompañaron a la Virgen del Rosario durante la procesión de tres horas
CÁDIZ. Actualizado: GuardarUn ambiente caluroso y de contrastes para la fiesta grande de los fieles de la Patrona, la Virgen del Rosario. Esta sería una forma válida de describir la tarde de ayer en Cádiz. Por la mañana, protestas políticas en San Juan de Dios, y a cincuenta metros, la ofrenda floral de la Virgen del Rosario. En la Avenida, la gente volviendo de la playa aprovechando los coletazos de este largo verano; y en el centro, familias enteras y cuadrillas de amigos de punta en blanco para la ocasión. En las calles del entorno de Santo Domingo, una fiesta de colorido, de gaditanos sentados en las terrazas de los bares, de padres oliendo a colonia, comprando globos a los niños; y en el interior del convento, con el aforo apenas lleno, mujeres rezando el Rosario. Otro contraste: en el atrio, el azul del terno de los hermanos y el azul turquesa de las camisetas de los costaleros.
Y entre tantas diferencias, la imagen de la Virgen del Rosario presidiendo el altar del convento con los nardos más cerrados que nunca por el peso de la calor. También en contraste, el dorado de sus ropas con el blanco y gris de las paredes de la iglesia. A las seis y media, tal y como estaba previsto, comenzó a sonar el estreno de la marcha 'Virgen del Rosario Coronada', interpretada por la banda de música Maestro Dueñas de El Puerto de Santa María y compuesta por Pablo Ojeda.
A partir de ese momento arrancó el acompañamiento de la Patrona, el largo y lento cortejo procesional. Lo precedía la Agrupación Musical Sagrada Cena y en él desfilaron todas las asociaciones religiosas de la ciudad y las cofradías de Cádiz, excepto la Hermandad de las Siete Palabras, que atraviesa unas difíciles circunstancias, que pueden llevarla a su extinción.
Hasta las siete de la tarde no asomó la imagen de la Virgen por las puertas de Santo Domingo, escoltada por un grupo de reservistas de la Armada Española, y a las 19.15 horas aún no había girado en el Compás de Santo Domingo, mientras un ensordecedor repicar de campanas anunciaba que este es el día grande de Cádiz.
Le precedían los seis ciriales nuevos que estrenaba la archicofradía, realizados por la orfebrería Villareal, además e la medalla al Mérito Militar concedida al sargento de la Armada, Carlos Trujillo, por el salvamento de 33 personas en el mar de Alborán, en 2010.
El itinerario de la Virgen no sufrió variaciones, encaminó por calle Plocia, Plaza de San Juan de Dios, donde la estatua de Moret vivió su primer día grande, atestada de gaditanos que buscaban la mejor imagen. Después enfiló por calle Nueva, San Francisco, Sánchez Barcáiztegui, Manzanares y Cobos, donde ya había oscurecido y lucían los candelabros. Más tarde, hacia la plaza de la Catedral, calle Pelota, otra vez Plaza de San Juan de Dios, subida por Sopranis, y vuelta al compás de Santo Domingo. En este recorrido, en el que no faltaron ni los parroquianos, ni las hermandades, se echó de menos la presencia del obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael de Zornoza, «al encontrarse en Roma con motivo de la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la Iglesia», según explicaron desde el Obispado. De ahí que la Función del Voto, que se celebró a las once de la mañana de ayer, estuviese presidida por el canónigo arcipreste, padre Marcelino Martín Rodríguez, el canónigo más antiguo de los presentes.