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Unas elecciones a vida o muerte

Chávez y Capriles se citan hoy con las urnas en uno de los comicios más reñidos que se recuerdan

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Después de 48 horas de periodo de reflexión, cerca de 19 millones de venezolanos están convocados hoy para votar en unas elecciones en las que para el candidato Hugo Chávez «está en juego la vida de Venezuela», mientras que para su principal rival, el opositor Henrique Capriles, se decidirá «el progreso». Las encuestas tampoco arrojan mucha luz sobre quién será el ganador de las presidenciales. Las principales empresas de sondeos del país apuestan por una victoria del actual mandatario, que busca su tercera reelección tras catorce años de Gobierno, pero el líder bolivariano no las tiene todas consigo puesto que otras compañías dan como vencedor al aspirante de la antichavista Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Ante esta situación de igualdad, impensable para muchos simpatizantes del oficialismo, Chávez ha tratado de movilizar a su electorado para que acuda a las urnas y evitar así el «caos» que se instalaría en el país en caso contrario, según denuncia su partido. «Si salgo reelegido para seis años más de mandato sectores de la derecha se están preparando para cantar fraude y desconocer el triunfo del pueblo. Les advierto de que no se atrevan. También fracasarían y se arrepentirían de su vano intento durante toda su vida», alertó durante la campaña.

Claro que Capriles tampoco se ha amedrentado ante las arengas de su rival y ha hecho lo propio con sus seguidores en unas elecciones donde la polarización, la incertidumbre y hasta el miedo están servidos. Para el líder opositor, «si el Gobierno se atreve a alguna aventura o a darle un palo a la mesa y tratar de desconocer la voluntad de nuestra nación, va a haber un pueblo en la calle para exigir respeto a la voluntad que se va a expresar el 7 de octubre».

Para el chavista William Torcátiz, «lo que está en el tapete no es tanto quién va a ganar, sino por cuánto va a ganar». En la anterior convocatoria presidencial (2006), Chávez venció con el 62,85% (7.309.080) de los votos al opositor Manuel Rosales, que se tenía que conformar con un 36,1% (4.292.466) de las pepeletas. Una diferencia de tres millones de votos que Capriles espera remontar. De ahí que uno y otro apelen a sus seguidores a no quedarse hoy en casa, ni a confiarse en los vaticinios de los sondeos. Con todo, se espera que la abstención ronde el 25%.

Autocrítica

Según la columnista Thais Peñalver, la «enérgica» campaña de Capriles ha conseguido un «imposible que nadie había logrado: la indignación de su adversario. Por fin cayó el exinfalible en una trampa electoral. ¡El Águila hambreada de apoyo salió a cazar moscas pues!». Y así lo escribió en el diario 'El Universal': «El temple de un Capriles que le plantó cara y lo hizo responsable de todas las desgracias de este país lo desestabilizó tanto que por primera vez en la historia el hombre pidió cacao a los suyos y Henrique lo obligó a reconocer su fracaso: 'oye que no llegó la luz, que se fue el agua, que no consiguieron empleo, que si uno que otro hueco en la calle, que no me han dado mi casa... y eso podrá ser cierto en muchos casos y yo asumo la autocrítica'» (Hugo Chávez Dixit)... ¡pero voten por mí, porfis! Imploró».

Las críticas hacia el presidente han sido tantas durante la campaña que le han obligado a tener que recordar sus logros en varias ocasiones. «La inflación llegó al 100%, todo eso quedó atrás, la economía se ha triplicado, la pobreza pasó del 60% a 25%, la miseria, de más de 20% a 7%, el desempleo, del 14% a 7%», repetía en sus mítines. Pero también ha tenido que hacer autocrítica y admitir «errores»: «No está en juego si asfaltaron o no la calle, si me han dado la casa o no, o si peleamos o estoy bravo con los dirigentes regionales. ¡No! Lo que está en juego es mucho más que eso camarada: Nos estamos jugando la vida de la patria y cuando Chávez promete, cumple».

Mientras el presidente se daba baños de masas a lo largo y ancho del país, Capriles atronaba a sus seguidores con datos que no dejaban en buen lugar la gestión del mandatario. «Un 70% de la población asegura que la inseguridad es el peor problema de la nación, que en el 2011 hubo 19.336 homicidios a razón de uno cada media hora». La tensión por lo que pueda ocurrir después de las elecciones es tal que muchos venezolanos se han lanzado a los supermercados para comprar productos básicos como leche, aceite, arroz y carne.

Sistema «transparente»

No obstante, la mayoría de los observadores desplazados a Venezuela no contemplan un escenario de confrontación generalizada ni una «guerra civil». La consulta será observada por unas 300.000 personas. El oficialismo insiste en que se trata de sistema «seguro y trasparente». Edgardo Antonio Ramírez, embajador de la nación petrolera en Cuba, explicaba recientemente el proceso para depositar el voto. «Hay que poner el dedo en la máquina captahuellas, comprobar que coincide con el documento de la persona, la máquina de votación presenta una papeleta digital con todas las opciones y la foto de los siete candidatos, al pulsar sobre el elegido entrega una papeleta con el nombre del aspirante. Si corresponde a la intención del elector, entonces se deposita en la urna, y un dedo de quien ejerce el derecho al sufragio queda marcado con tinta indeleble».

Las votaciones se realizarán «mientras haya personas en la cola» en más de 30.000 mesas instaladas en cerca de 14.000 centros de votación, la mayoría escuelas que reabrirán el martes. Desde que la campaña electoral comenzó el pasado 1 de julio hasta su cierre, la medianoche del jueves, tanto Chávez como Capriles han desplegado toda su artillería. El resultado se conocerá en unas horas.