Sociedad

Lady Gaga, chica para todo

Vende discos, entradas y hasta su propia vida en directo: la primera superestrella del siglo XXI actúa hoy en Barcelona

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Veinte tiendas de campaña brillaban bajo los rayos del sol el martes pasado en las afueras del Palau Sant Jordi de Barcelona. No era una acampada de 'indignados', sino los fans de Lady Gaga , el primero de los cuales había plantado su iglú el 18 de septiembre, a casi tres semanas del concierto. Unas cien personas estaban allí el martes para ser los primeros en entrar hoy en el pabellón y disfrutar de la actuación de la neoyorquina en el Monster Pit, una sección separada del resto del público que permite ver a Gaga apenas a un metro de distancia. «Vale la pena hacer cola porque el espectáculo es brutal y, además, ella es maravillosa, siempre se enrolla muy bien con los fans», contaba Manu, un joven de Mallorca de 21 años.

Lady Gaga es la primera superestrella del siglo XXI, la que más y mejor ha potenciado su omnipresencia en medios de comunicación y redes sociales (acaba de convertirse en la primera persona que ha superado los 30 millones de seguidores en Twitter), ofreciendo jugosos titulares cada día, cambios de look cada semana y continuos mensajes de autoafirmación y cercanía para sus fans. Un día anuncia que grabará un disco de jazz con el veterano Tony Bennett, cuatro horas después publica una foto con su nuevo corte de pelo, al día siguiente inicia Body Revolution, campaña contra la bulimia y la anorexia (enfermedades que afirma sufrir desde la adolescencia), y 24 horas más tarde revela que su próximo álbum saldrá en 2013 y se titulará Artpop... Agotador para cualquiera, pero ella no puede parar de planear para epatar: es la manera de mantenerse en el candelero de forma permanente.

Más perfume que discos

Stefani Joanne Angelina Germanotta, nacida en 1986 en Nueva York, es cantante, pero también mucho más que eso: es un producto multimedia, una obra de arte pop que respira. «La reacción a Fame ha sido abrumadora. Seis millones de frascos en una semana la convierten en la fragancia que más rápido se ha vendido en la historia después de Coco Chanel», tuiteaba el pasado 22 de septiembre, refiriéndose al perfume -de un inaudito color negro- que presentó en el Museo Guggenheim de Nueva York con una performance en la estuvo metida durante unas horas en un gran envase como el de la fragancia, tuiteando, maquillándose, haciéndose un tatuaje y hasta orinando allí dentro.

Se puede dar la paradoja de que Lady Gaga acabe vendiendo más botellitas de Fame que copias de Born this Way, su último álbum. Y no es que el disco haya sido un fracaso: en esta época, despachar un millón de ejemplares en la primera semana es casi un milagro. Pero para Gaga no es suficiente: ella quiere romper todos los récords y superar en todos los campos a Madonna, uno de sus claros referentes musicales y estéticos, con quien mantiene una poco disimulada rivalidad.

Han pasado dos años desde la anterior visita de Lady Gaga a España, y es obvio -lo demuestra la improvisada acampada- que sigue despertando pasiones entre sus muchos fans, a los que ha bautizado como Little Monsters (Monstruitos). Pero no se puede afirmar que Germanotta sea hoy una estrella más grande que en 2010, lo cual para ella debe de resultar frustrante. ¿Las razones? La sorpresa se agota con las repeticiones y, en lo musical, Born this Way no ha arrojado ningún single tan popular como lo fueron en su momento Bad Romance o Poker Face. El año pasado Gaga fue, según la revista Billboard, la cuarta artista con más ingresos derivados de la música en EE UU, con unos espectaculares 25 millones de dólares (casi 20 millones de euros) recaudados. ¿La cuarta? Tengan por seguro que para ella eso no es suficiente. Nació para ser la número uno, y seguirá intentándolo.