«Ante cualquier problema, se trocea al gato»
El menor es el hijo de un narco encarcelado que dio detalles a otro preso de su buena posición económica Los Mossos liberan a un niño de once años en Barcelona por el que exigían cinco millones
BARCELONA. Actualizado: GuardarUna operación de película permitió a los Mossos d'Esquadra liberar a un menor de once años que llevaba tres días y dos noches secuestrado en un piso de Barcelona. Los captores reclamaban a la familia cinco millones de euros por su libertad y tenían indicaciones específicas de matar y luego descuartizar al niño si el plan no salía como lo habían diseñado.
Por suerte, no fue así y el rescate tuvo lugar el 27 de septiembre, en un apartamento del barrio de Sants, en Barcelona, donde fue detenida una mujer, Marta C. V., de nacionalidad española, que está acusada de custodiar a la víctima. La intervención de la Policía se produjo dos días antes de la fecha que habían establecido los cerebros de la trama para la entrega del dinero.
El dramático suceso con final feliz se gestó hace semana y media en Valencia, donde viven la madre -Ana María- y el niño -Kevin-, ambos de nacionalidad colombiana. Todo empezó por un engaño. Y arrancó en la cárcel, donde el padre de la víctima, un colombiano encarcelado por tráfico de drogas, hizo migas con un condenado por homicidio, al que le dio detalles de su vida personal y familiar. Entre otras cosas le contó su situación económica y que su mujer y sus tres hijos necesitaban regularizar su documentación. Este dato fue la clave del plan que ideó el presunto cerebro, ya que convenció al padre para que su mujer y uno de sus hijos viajaran a Barcelona, donde decía que conocía a un policía corrupto que podría arreglarles los papeles.
La madre y el hijo se desplazaron a Barcelona, donde quedaron con una mujer (la misma que custodió a la víctima en el piso), que les llevó hasta un descampado en las afueras de Barcelona, donde no apareció ningún policía corrupto, sino que se presentó un coche, del que se bajaron cuatro personas armadas y con la cara tapada que cogieron al niño. Antes de marcharse, los captores le exigieron 5 millones de euros si quería volver a ver a su hijo.
La mujer puso el caso en conocimiento de los Mossos, que en seguida pudieron averiguar que el presunto cerebro del secuestro era un interno de una cárcel catalana, que había coincidido meses atrás con el padre de la víctima en una prisión valenciana.
Drogado
Poco menos de dos noches después del secuestro, los Mossos localizaron al niño en el piso de Barcelona, donde fue liberado. «¿Cómo estás?», le preguntó el agente al pequeño nada más verle. «Bien», respondió éste con la voz muy tenue. «No te preocupes, que somos policías. Te llevamos con tus papás, ¿vale?, ¿te duele algo de aquí?», añadió el mosso. «No. Me han dicho que me han secuestrado. No puedo decir nada», replicó el pequeño.
«No te preocupes. Ya hemos cogido a los malos», le calmó el agente. «Me han inyectado algo», remató el chico. Ese algo eran unos fármacos que le suministraron los captores. Cuando los Mossos irrumpieron en el piso, el chico estaba atado de pies y manos con bridas, sentado en un colchón y aturdido.
Según fuentes policiales, los secuestradores amenazaron al menor con cortarle la lengua si hablaba, y con venderle a un grupo de torturadores si la familia no pagaba. Además, en el registro del domicilio, la Policía autonómica encontró documentación sobre cómo perpetrar secuestros y sobre lo que los captores debían hacer si tenían sospechas de que habían sido descubiertos: matar al niño y descuartizarlo. El inspector jefe Jordi Domènech explicó que las instrucciones estaban escritas en clave, en las que el niño era el gato, la madre, la gata, y el padre era el peluche. «Ante cualquier acción que pase, se trocea al gato, no se admite ni un fallo», rezaba.
Horas después de la liberación, los Mossos detuvieron a un hombre, Guillermo F. M., de 36 años y nacionalidad española, por su presunta participación en el secuestro. La operación sigue abierta.