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Solo cuatro de cada diez personas con factor de riesgo se vacunan de la gripe
Cada año se registran en España 4.000 muertes de manera directa o indirecta a causa del virus estacional
Actualizado: GuardarCada otoño las imágenes y fotografías de personas mayores vacunándose contra la gripe en su centro de salud recorren los informativos televisivos o las páginas de los periódicos como un ritual. Sin embargo, resulta muy difícil llegar a ver en esas mismas escenas a un médico, enfermero o a un joven inyectándose la dosis. Y es que, mientras que los mayores de 65 años cumplen mayoritariamente con la recomendación de protegerse contra este virus, no ocurre lo mismo con otros grupos de riesgo como el personal sanitario, los enfermos crónicos o las embarazadas.
«La vacunación es el método más seguro para prevenir la infección. En adultos sanos se ha demostrado que puede evitar entre un 70% y un 90% los casos de enfermedad gripal específica», explica el doctor Ramón Cisterna, coordinador del Grupo de Estudio de la Gripe que junto a doce sociedades médicas y el Consejo General de Enfermería han elaborado el primer documento multidisciplinar consensuado sobre este virus.
En España fallecen por causa de la gripe directa o indirectamente hasta 4.000 personas anuales. Y entre las víctimas se encuentran los pacientes de riesgo, es decir, enfermos crónicos, embarazadas, profesionales sanitarios, personas con obesidad mórbida y niños. Sin embargo, pese a las numerosas recomendaciones médicas, las estadísticas muestran claramente que la vacunación en los pacientes de riesgo menores de 65 años es insuficiente. La UE y la OMS recomiendan que el 75% de estos grupos estén vacunados y en la actualidad solo alcanza el 40%. «El objetivo es conseguir que ese grupo de pacientes de riesgo que muchas veces no son conocedores de ello se acerquen a la vacunación», asegura el doctor Cisterna.
Para ello los expertos reclaman una mayor implicación a todos los niveles, incluida la administración para «volcarse más» e informar a este tipo de pacientes de riesgo. «Lo que falla es información dirigida desde los profesionales sanitarios a los pacientes y las asociaciones de pacientes», afirma Cisterna. «Quizá, los profesionales en la práctica diaria no estamos incidiendo lo suficiente en los menores de 65 años», apunta Pilar de Lucas, presidenta de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Autocrítica
Pero los profesionales sanitarios también hacen autocrítica y reconocen que el cambio debe empezar por ellos mismos. Los sanitarios vacunados oscilan en entre un 15% y 20%. Este bajo índice de estos profesionales se debe a una falta de información que les hace creer, por ejemplo, que al estar en contacto con pacientes desarrollan una protección superior a la del resto de la población.
Esta es una idea errónea que ya se está subsanando gracias una mayor concienciación de los profesionales. «Hay una relación entre el conocimiento y la vacunación. Por eso se vacunan más los médicos que los celadores o el personal de limpieza», reconoce la doctora Teresa del Campo, miembro de la asociación española especialista en medicina del trabajo, quien aboga por un acercamiento de la vacunación al horario laboral para aumentar esos porcentajes.
Y es que los sanitarios (médicos, enfermeros, auxiliares y celadores), precisamente por estar en contacto con enfermos en grupo de riesgo es fundamental que se protejan de la infección. En EE UU, por ejemplo, la vacunación del personal sanitario alcanza el 80% ayudado por la obligatoriedad en algunos estados. Y quienes se niegan, deben firmar un escrito para responsabilizarse de su decisión y tomar medidas adicionales de protección ante pacientes con riesgo.
Sin embargo, los autores del estudio creen que no es necesario llegar a ese punto. «No es bueno obligar a nada. Hay que informar primero y convencer después», concluye Del Campo.