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La 'revolución del dólar' pide la cabeza de Ahmadineyad

Los sindicatos iraníes critican su «devastadora» política económica, pero se reconocen «leales al régimen»

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Tras 48 horas de protestas, el bazar de Teherán vivió una jornada de tregua. La Policía mantuvo sus posiciones en todas las calles cercanas al corazón económico de la ciudad donde los comercios y tiendas de cambio permanecieron cerrados en su mayor parte y no reabrirán sus puertas hasta mañana. La línea roja se superó a comienzos de semana cuando el cambio cayó casi a los 40.000 riales por dólar, un 80% más que hace un año, y los comerciantes estallaron provocando altercados que algunos analistas ya han definido como 'la revolución del dólar'. Los jefes de diferentes sindicatos del bazar aseguraron en declaraciones recogidas por la agencia Mehr que el problema principal es la política económica del Gobierno, pero que ellos siguen siendo «leales al régimen y la revolución».

El comunicado de los sindicalistas iraníes apunta directamente a la figura del presidente Mahmud Ahmadineyad, cuyas decisiones «han causado efectos devastadores». El dirigente mantuvo una reunión de urgencia con su ministro de Economía, según los medios oficiales, pero no trascendieron detalles del encuentro ni posibles medidas para frenar la devaluación de la moneda.

Los problemas se acumulan en la mesa de un presidente que desde hace meses sufre la oposición pública y feroz de los sectores más conservadores y cercanos al líder supremo, Ali Jamenei, que le acusan de «desviarse» de los valores revolucionarios, lo que ha costado la cárcel a uno de sus asesores más cercanos, Ali Javanfekr. La fisura en la cúpula del régimen se produce en un momento especialmente sensible debido a los efectos devastadores de las sanciones en la economía local. La república islámica basaba su sistema en la exportación de un petróleo cuya compra está vetada desde julio por Estados Unidos y la Unión Europea, que además han cortado cualquier tipo de operación internacional con los bancos iraníes, lo que abrió las puertas a las casas de cambio para convertirse en los auténticos centros financieros. El objetivo final es presionar al régimen para que detenga el enriquecimiento de uranio, algo a lo que las autoridades se han negado de manera firme en todo momento.

Los iraníes buscan dólares desesperadamente y por eso países vecinos como Afganistán se han visto obligados a ordenar medidas como la prohibición de cruzar la frontera con más de 1.000 dólares por persona. La economía de este país está 'dolarizada' desde la llegada de las fuerzas internacionales en 2001.