ESPAÑA

Mas ve injusto y desleal el reparto de sacrificios que hace el Ejecutivo

Defiende la viabilidad económica de una Cataluña independiente porque su potencial es superior al de Portugal

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Artur Mas cree que el reparto de sacrificios para alcanzar los objetivos de déficit entre el Gobierno y las autonomías es «injusto y desleal». Lo criticó a puerta cerrada en la Conferencia de Presidentes celebrada el martes en el Senado, lo que no impidió que se sumara al unánime apoyo al documento final de la reunión, y lo repitió ayer en público en Barcelona.

El mensaje de Mas es claro: si las comunidades soportan una tercera parte del gasto público estatal, lo lógico es que el porcentaje de déficit a su cargo sea similar, en torno a un tercio. Es decir, del 4,5% sobre el PIB que tiene fijado España como objetivo de déficit para 2013, las comunidades deberían tener como meta, según Mas, un desfase en sus cuentas de 1,5% y no del 0,7%, que es el doble. La adjudicación de las cargas, y los consiguientes recortes del gasto, para cumplir con los compromisos que España tiene con la UE es «desequilibrado», insistió, porque el Gobierno central tiene que hacer ajustes para que su déficit baje al 3,8% y las autonomías tienen que apretarse mucho más para llegar al 0,7% a las autonomías, cuando son responsables de entre el 37 y 38% de todo el gasto público.

Aunque Mariano Rajoy se comprometió con los presidentes autonómicos a revisar esta distribución de esfuerzos de cara a 2014, Mas tachó de error -y advirtió de que pone en riesgo las líneas básicas de la cohesión social- el hecho de que la administración haya decidido que el sacrificio principal para reducir el déficit se deba hacer en la sanidad, educación y servicios sociales.

El presidente de la Generalitat tardó un día para dar su impresión sobre el resultado del encuentro entre presidentes y señaló que el martes no quiso airear sus discrepancias para tratar de ayudar a que España ofreciera una imagen de seriedad y responsabilidad ante el resto de socios europeos y ante los mercados.

Por ello, Mas decidió que se limitaría a hablar de los puntos del orden del día de la cumbre y evitó la cuestión catalana. Igual que el jefe del Estado, el presidente del Gobierno o los dirigentes autonómicos que, según confirmó Mas, no le hicieron «ningún comentario sobre la situación de Cataluña». «Yo no fui a Madrid a hacer el discurso de la unidad española», expresó, «porque no es mi horizonte vital». Sí lo es, en cambio, «salir del café para todos» y que Cataluña se convierta en un estado Europeo.

Tres vías

Ese es su objetivo más o menos lejano, porque lo que a su entender toca ahora, una vez se constituya el nuevo Parlament que salga de las urnas, es que los catalanes puedan ejercer su derecho a elegir. «Cataluña no puede renunciar a tener un estado propio, dentro del euro y con puentes al Estado español».

Las posibilidades en este sentido son tres, según los planes del presidente catalán. Por un lado, espera alcanzar un acuerdo con el Gobierno español para poder convocar una consulta en Cataluña. Si no hay pacto, Mas, siempre que gobierne en la próxima legislatura, recurriría a la ley catalana de consultas. La tercera alternativa sería la de internacionalizar el problema.

El presidente se mostró además convencido de que una Cataluña independiente es perfectamente viable desde el punto de vista económico y usó como elemento de referencia a Portugal. Señaló que los 7,5 millones de catalanes generan la misma riqueza que el país vecino, que tiene una población de 10 millones de habitantes. Por tanto, agregó, esa polémica está fuera de lugar.