Cacerolada contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Nueva York. :: MIGUEL RAJMIL/ EFE
MUNDO

Argentina sueña en dólares

Los ciudadanos responden con caceroladas a la iniciativa de Cristina Fernández de restringir la compra de la moneda estadounidense

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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En Argentina, el dólar es la reserva de valor por excelencia. En esa moneda se fija el precio de las propiedades y se atesoran sueños de viajes y otros proyectos. Por eso, las restricciones a la compra del billete en las que está empeñado el Gobierno de Cristina Fernández solo incentivan el deseo de adquirirlo. Y esa demanda, a su vez, acentúa las improvisadas limitaciones que fija la Administración hasta generar situaciones arbitrarias y ridículas.

«Desafortunadamente, no emitimos dólares», se disculpó Cristina irónica la semana pasada al explicar las crecientes trabas para hacerse con esa divisa en su país. La presidenta insistió durante una charla en la Universidad de Georgetown, en Washington, en que es precisamente Argentina el país que atesora más moneda norteamericana detrás de Estados Unidos, con 1.300 dólares por persona. Muy lejos de Brasil, más confiado en su divisa, que guarda solo seis por persona, afirmó la mandataria sin revelar la fuente.

Un día después, y en la Universidad de Harvard, Cristina Fernández volvió a justificar las medidas tomadas por su Ejecutivo en relación al dólar al recordar que las divisas absorbidas para atesoramiento son más necesarias para pagar importaciones de insumos -conjunto de bienes empleados en la producción de otros bienes- así como los compromisos de la deuda externa. «Quiero ser una presidenta seria y responsable que garantice los dólares a los importadores» y «tengo que pagar la deuda firmada por otros gobiernos», remarcó.

Desde la crisis de 2001 que derivó en el cese de pagos de la deuda externa, Argentina no tiene acceso a ese mercado y cancela vencimientos con el superávit del comercio exterior. Pero cuando el balance amenaza con el desequilibrio, el Ejecutivo escatima dólares y los argentinos entran en pánico. Esto explica en parte el malestar que sectores de la clase media expresan en las últimas semanas con caceroladas callejeras.

Las restricciones comenzaron este año después de que se comprasen 4.700 millones de dólares (3.652 millones de euros) en tres meses y enseguida se gestó un mercado paralelo. Si la cotización oficial es de 4,7 pesos por dólar, en la instancia ilegal se venden a 6,2 pesos. Al principio muchos los compraban al precio oficial y después los vendían en el mercado negro, lo que incrementó el «cepo cambiario». El Gobierno decidió entonces que solo vendería dólares a quienes viajaran a Estados Unidos siempre que presentaran una declaración jurada con los datos del vuelo ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el organismo encargado de la recaudación impositiva.

Cultura de ahorro

Vendían 100 dólares por persona y día de estancia al precio oficial y también se podía utilizar la tarjeta de crédito. Pero al advertir un fuerte incremento en los consumos por esa vía, la AFIP ha establecido una carga del 15% a esas operaciones como adelanto del pago de impuestos a las ganancias y bienes personales, que son los más eludidos.

El Ejecutivo también ha reducido la cantidad de dólares que entrega a los viajeros. Una familia de cinco personas que acudió una semana a Nueva York el pasado mes de septiembre contó a este periódico que después de hacer la declaración jurada ante la AFIP solo les permitieron comprar 300 dólares para la estancia completa de los cinco y en vísperas del viaje. De nada sirvieron las quejas. El organismo recaudador ofrece un formulario de reclamaciones que luego ignora.

El objetivo ahora, dicen funcionarios cercanos a Cristina, es erradicar la cultura del ahorro en dólares y 'pesificar' la economía argentina. Pero no hay instrumentos alternativos que resulten atractivos. Los depósitos bancarios en pesos a plazos de 90 días pagan una tasa anual del 15%, cuando la inflación real se estima en el 24%.

Aun así, los viajes en lugar de reducirse se han incrementado. Según la presidenta, en julio de este año el número de viajeros al exterior creció un 20% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que sus gastos aumentaron un 25,9% en el mismo periodo. Solo para animar al boxeador argentino Sergio 'Maravilla' Martínez, que peleaba en septiembre por el título mundial en Las Vegas, viajaron a la ciudad estadounidense 3.000 compatriotas.