ESPAÑA

LA VARIADA TRASTIENDA DEL 25S

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El 25 de septiembre rodeamos el Congreso! ¡El 25 de septiembre el pueblo será soberano!». Bajo este encabezamiento, un grupo denominado plataforma 'En Pie' publicó el 23 de julio pasado un manifiesto en internet en el que llamaba a «ocupar el Congreso». Se presentaba como un movimiento de carácter social, antineoliberal y anticapitalista que reclamaba una democracia directa y participativa. En su ideario se justificaba la acción en el Parlamento «hasta conseguir la dimisión del Gobierno, abolir la Constitución y abrir un proceso constituyente».

Esta pretensión de máximos se alejaba de la narrativa clásica del Movimiento del 15M, que hasta la fecha había canalizado las acciones reivindicativas de los 'indignados'. También variaron conceptos básicos como el uso de la fuerza para lograr un fin. De ahí que el manifiesto de 'Ocupa el Congreso' aceptara la «legítima defensa y el respeto a las diferentes formas de lucha». También avanzaba que no iban a pedir permiso para manifestarse y que estaban dispuestos a traspasar «los límites de lo legal».

Detrás de la plataforma 'En Pie' estaba un grupo reducido de personas, apenas una decena, de diversa procedencia dentro de la izquierda. Había republicanos, comunistas y anarquistas. A todos ellos les unían sus trabajos previos sobre procesos constituyentes en asambleas del 15M y su marcado perfil político. Su lenguaje agresivo chirrió desde el principio entre los colectivos que forman parten del movimiento de los indignados, como Democracia Real Ya, Asamblea Sol o TomalaPlaza, quienes no secundaron inicialmente la protesta.

«Era una convocatoria confusa y sus reuniones eran a puerta cerrada. Hubo bastante ruido desde el principio y se habló, incluso, de que la extrema derecha estaba detrás de la acción o de si apoyaban la violencia», explica Javier Parra, director del periódico digital 'Larepública.es'.

El efecto viral de las redes sociales mantuvo activa la convocatoria durante julio, pero su perfil era muy bajo. Más que de 'Ocupar el Congreso', en Twitter, Facebook o los blogs del 15M se ponía en duda la efectividad de la acción. Había dos corrientes: por un lado los que rechazaban de plano apoyar la medida y, por otro, los que se marcaron como reto entrar en la organización para corregir sus 'pecados originales', esto es, la falta de transparencia, de pluralidad y de estrategia narrativa y estética.

Reunión clave

Este segundo grupo inició contactos a mediados de agosto con los convocantes, abrumados ante el devenir de los acontecimientos. El sábado 25 de agosto tuvo lugar una casi clandestina reunión en Madrid que lo cambió todo. El lugar de la cita fue el centro social Casablanca, junto al Museo Reina Sofía. Los asistentes debieron confirmar su participación por correo electrónico y recibieron un mensaje de móvil con la ubicación exacta del lugar.

Al final se congregaron unas sesenta personas. Convocaba y lideraba la plataforma 'En Pie', muy celosa con extremar la discreción de la reunión. Allí estaban representantes de 25 colectivos, entre ellos portavoces de asambleas del 15M de Madrid, Logroño, Valladolid, Toledo, Tenerife y Granada; Democracia Real Ya Madrid; la Plataforma de Afectados por la Hipoteca; militantes de Izquierda Unida y del PCE; grupos republicanos y anticapitalistas, y la Red de Asociaciones de la Memoria Histórica, según el acta de la asamblea.

Tras cinco horas se llegó a un consenso para constituir la Coordinadora 25S, más abierta y horizontal. En suma, el 25S original acabó fagocitado por el 15M tradicional. «Una de las razones del éxito de la convocatoria», según Ana Delgado, portavoz del nuevo colectivo.

El documento de conclusiones ya mencionaba la posibilidad de que se produjeran altercados por el ruido previo que había provocado la acción. «Es muy importante evitar enfrentamientos con los antidisturbios y tener un plan de reacción ante las cargas», se mencionaba en el texto. También se acordó impedir la participación en el acto a miembros de la extrema derecha y se evaluaron las consecuencias legales de manifestarse frente al Congreso.

La primera decisión de la Coordinadora 25S fue cambiar el nombre del acto. De 'Ocupa el Congreso', en honor al movimiento 'Occupy Wall Street', se paso a 'Rodea el Congreso'. La primera denominación había abonado el terreno para la criminalización del acto por parte del Ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno de Madrid.

'Efecto Portugal'

Este espaldarazo del 15M a 'Rodea el Congreso' fue definitivo. Sobre todo para rearmar una nueva estética y narrativa de la convocatoria, más transparente y abierta a todos los 'indignados'. En los 30 días siguientes las páginas de Facebook relacionadas con el 25S sumaron más de 57.000 seguidores y las de Twitter más de 23.000.

La Coordinadora 25S celebró tres asambleas en el madrileño parque de El Retiro para preparar la acción. A ellas asistieron entre medio centenar y un centenar de personas, según el día. Algunas de ellas fueron identificadas por la Policía y ocho asistentes recibieron una citación judicial para declarar como imputados en la Audiencia Nacional. Están acusados de un delito contra Altos Organismos de la Nación por promover la concentración frente al Congreso.

Lejos de amilanar a los manifestantes estas imputaciones y la criminalización de la protesta, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la comparó con el 23F, supusieron un acicate. Ello, pese a la posibilidad de que se produjeran altercados, como al final ocurrió. De todas formas, la portavoz de la Coordinadora 25S considera que la concentración «supuso un paso más de desobediencia civil no violenta y el mejor ejemplo de que la represión policial no funciona. Exigimos un cambio de rumbo político y que el Gobierno dé marcha atrás como en Portugal», comenta Ana Delgado.

La portavoz recuerda que en el país vecino los 'indignados' han rodeado durante dos semanas el Parlamento hasta que el primer ministro, Pedro Passos Coelho, retiró su última propuesta de ajustes, dirigida a aumentar la carga fiscal a los trabajadores y reducir la de las empresas. «La población se ha reactivado y no va a tragar con los montajes políticos y policiales para meter miedo», resume Delgado.

¿Y ahora qué? Acciones como 'Rodea el Congreso', augura Javier Parra, de 'Larepublica.es', tendrán su continuación en las instituciones que controlan el poder económico y financiero, «ya que el poder efectivo ya no está en el Parlamento».