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Vuelve a prisión el autor del vídeo que incendió el islam

Al acceder a internet para difundir la cinta sobre Mahoma violó los términos de su libertad condicional, según la juez del caso

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Su carné de conducir está a nombre de Nakoula Basseley Nakoula. En su pasaporte consta la identidad de Mark Basseley Youseff. Los cheques con los que pagó a los actores de la supuesta película antiislámica que rodó los firmó como Sam Bacile. Y cuando lo detuvieron hace diez años tenía en su poder 641 tarjetas bancarias, ninguna a su nombre. Como quiera que se llame, el autor de 'La inocencia de los musulmanes', que ha desestabilizado medio mundo, está en prisión desde el jueves.

Su abogado intentó evitarlo con el argumento de que su vida correría peligro encerrado en una prisión del sur de California junto a una gran población musulmana, pero la juez Suzanne H. Segal se mostró convencida de que la cárcel es el lugar más seguro para él.

Desde el sábado pasado un ministro paquistaní ofrece por su cabeza 100.000 dólares (78.000 euros), después de que los disturbios causados a raíz de su ofensivo vídeo sobre la vida de Mahoma dejasen al menos 23 muertos solo en ese país.

Nakoula, Youseff o como quiera que se llame ha estado en boca de casi todos los altos mandatarios del mundo que han acudido esta semana a la Asamblea de Naciones Unidas. Su ridículo vídeo colgado en YouTube ha provocado incluso un debate entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y el egipcio, Mohamed Mursi, sobre cuáles son los límites de la libertad de expresión, un derecho sacrosanto en EE UU que se constriñe en muchos países, incluyendo España, donde existe el delito de apología del terrorismo.

Pero nada de eso es lo que le ha llevado de vuelta a la cárcel. El enemigo público número uno de los musulmanes ya tenía tras de sí un abultado expediente policial donde el último capítulo correspondía a una estafa bancaria de casi un millón de dólares. Por ella fue sentenciado a 21 meses de prisión, de los que cumplió doce.

Su libertad condicional conllevaba estrictas limitaciones, entre las que se le prohibía usar internet o identidades falsas. Como consecuencia de todas esas violaciones ahora puede ser condenado a tres años de cárcel.

El fiscal Robert Dugdale aclaró que ninguno de los ocho cargos de los que se le acusa por ahora está relacionado con el acceso a Internet.

Aparentemente el FBI no ha podido probar todavía que fuera él personalmente quien subió el polémico vídeo a YouTube, pero no hay dudas de que volvió a recurrir a nombres falsos para ocultar su condición de expresidiario a los actores que contrató para la falsa película, ni de que más tarde mintió sobre su papel en ella a las autoridades que le interrogaron.

Su identidad puede seguir siendo un misterio, pero dado «su largo historial de engaños», dijo el acusador público, durante una larga temporada, ubicarlo ya no será problema.