Economia

Guía para interpretar los test

El Gobierno tuvo que acompañar la petición de asistencia financiera con dosis extra de transparencia

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El sector del crédito español acumuló más de 300.000 millones en crédito inmobiliario, y ahora se conoce que dos terceras partes de esa cifra eran operaciones irrecuperables o muy sospechosas. Por la desconfianza exterior, las entidades sufrieron primero el cerrojazo de los mercados mayoristas. A continuación, bancos y deuda soberana se contagiaron mutuamente y sufrieron un durísimo castigo de los inversores. Durante el último mandato socialista, el Banco de España promovió las fusiones y la conversión de cajas en bancos. En febrero y mayo de este año, el ministro de Economía del Gobierno de Rajoy impuso a las entidades fuertes dotaciones por el ladrillo tóxico primero, e incluso por los préstamos a promotores al corriente de pago. Ninguno de los dos decretos consiguió dispersar las recelos y el Ejecutivo tuvo que pedir asistencia financiera, es decir, un rescate bancario, por una cifra máxima de 100.000 millones.

Todo tipo de pruebas. Exámenes los ha habido de todo tipo. La Autoridad Bancaria Europea llevó a cabo dos series de pruebas de resistencia en los meses de julio de 2010 y 2011. Pese a que el sector financiero español se desnudó al completo, los resultados de los exámenes no tuvieron el éxito pretendido. Entre otras cosas, porque el Banco de España no pudo lucir en la calificación final, sino en una nota al margen, las provisiones atesoradas por los bancos en tiempos de bonanza, una iniciativa de la que se sentía orgulloso.

Aproximación. En la primera fase del examen, las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger identificaron las necesidades de capital que iba a experimentar el sistema financiero español frente a dos tipos de escenarios. El 21 de junio llegaron a la conclusión de que la banca española precisaba entre 51.000 a 62.000 millones de capital para hacer frente con solvencia a un agravamiento de la crisis no previsto. El FMI realizó una estimación más moderada, algo superior a los 40.000 millones, pero, con su publicación anticipada, precipitó la petición española de asistencia financiera europea.

Los dos escenarios. Algunos elementos del escenario base que se está utilizando -retroceso del PIB en un 0,3% en 2013, tasa de desempleo media del 23,5% ese mismo año- ya parecen claramente superados, cuando el Gobierno admite un desplome de la actividad del 0,5% e instituciones públicas y privadas consideran que se va a quedar muy corto. Otros factores como una caída adicional del 2,8% en el precio de la vivienda podrían resultar escasos, mientras parece excesivo prever como «normal» que el tipo de interés de las obligaciones españolas a diez años se mantenga en el 6,7% en 2013 y durante el siguiente ejercicio. El escenario macroeconómico estresado, o de mayor riesgo, cifra el descenso del PIB en el 2,1% el próximo año, eleva la proporción de desempleados hasta el 26,8% de la población activa y dispara el rendimiento del bono hasta el 7,7% en el próximo bienio. El precio de la vivienda, en este supuesto, volvería a caer un 4,5% adicional en 2013, tras hundirse el 19,9% este año.

La tutela. Para vigilar el proceso, se constituyó un sanedrín de la banca en forma de comité integrado por representantes del Banco de España, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea, la Autoridad Bancaria Europea, el Banco de Francia y el Banco de Holanda, que cuenta con el apoyo adicional de un comisionado de la Reserva Federal.

Valoración. Se pusieron después en funcionamiento las cuatro mayores firmas auditoras españolas, Deloitte, PwC, KPMG y Ernst & Young.

Los resultados. Más tarde, Oliver Wyman, el consultor externo, ha completado finalmente su análisis, profundizando en 14.000 deudores y 115.000 operaciones de crédito, 36 millones de préstamos y 1,7 millones de tasaciones de viviendas. Su dictamen, que permite agrupar a las entidades en cuatro bloques, del cero al tres, no representa la necesidad final de capital de las entidades. A las cifras comunicadas hay que aplicarles tres reducciones: el traspaso de activos al 'banco malo', la asunción de pérdidas por los propietarios de deuda -como la quita a las preferentes en las nacionalizadas- y la posible captación de capital privado.

¿A qué equivalen los grupos? Los del 'grupo cero' no necesitan capital, pero el Gobierno cuenta con ellos para sacar adelante el 'banco malo'. Los bancos nacionalizados (grupo 1) saben lo que les toca. La cifra resultante del examen se va a incorporar a los planes de reestructuración elaborados en estrecha colaboración con Bruselas. La Comisión Europea procederá a aprobarlos en noviembre pero, si los considera inviables, propondrá la liquidación de las entidades. Los del grupo 2, integrado por las entidades que, tras suspender las pruebas de resistencia, no pueden cubrir la falta de capital por sus propios medios, han de someter sus planes al ejecutivo comunitario en octubre. Finalmente, a disposición de los bancos del grupo 3, que suspendan las pruebas pero no opten por las ayudas públicas, se abre la posibilidad ampliar capital por el 2% o más de sus activos ponderados por riesgo, a cambio de emitir bonos convertibles contingentes (cocos). Los suscribirá el Fondo de Reestructuración Bancaria y las entidades podrán recomprarlos mediante venta de activos o financiación privada. Si el 30 de junio no han obtenido los recursos precisos, el FROB entrará en su capital.

¿Y ahora qué? Queda mucha tarea para los tres meses próximos. El Gobierno debe poner en marcha antes de que acabe el año la Sociedad de Gestión de Activos o 'banco malo'. Y, en paralelo, será preciso concretar la cifra de la petición de asistencia financiera que, por un máximo de 100.000 millones, han concedido a España los socios europeos. La fecha en que llegará el dinero se determinará en fecha próxima. La Comisión Europea habla de dos semanas después de que se produzca la petición concreta.